El oxígeno conforma el 21 por ciento de la atmósfera. Un puñado de compañías lo capturan y purifican al mayoreo, pero venden la mayor parte de él a la industria. Muchas de las regiones más pobres del mundo carecen de la infraestructura necesaria para entregar o hacer uso de los suministros de grado médico que esas compañías venden, que están diseñados para ser entregados a través de tuberías a las habitaciones de los hospitales.
Algunos hospitales y clínicas cuentan con máquinas que producen oxígeno purificado a una escala mucho menor, pero son pocos. Muchos hospitales y pacientes en países pobres y en áreas remotas dependen de la opción más cara: tanques de oxígeno que se han vuelto escasos en los países más afectados por el virus.
Esa escasez afecta a pacientes que sufren cualquier tipo de padecimiento respiratorio que requiere oxígeno, no solo a aquellos con covid-19.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo en febrero que se necesitarían 1600 millones de dólares para remediar la carencia de oxígeno durante un año; ahora ese estimado aumentó a 6500 millones de dólares. Los esfuerzos para recolectar ese dinero han comenzado a fallar, aunque es una pequeña fracción de lo que se ha gastado en vacunas y apoyo financiero para negocios y trabajadores.
A continuación, presentamos las respuestas a algunas de las preguntas que se plantean sobre la crisis de oxígeno.
¿Cómo se convirtió en una situación tan apremiante de manera tan rápida?
Dada la enorme, y obvia, necesidad de oxígeno durante una pandemia que afecta al sistema respiratorio, la crisis no debe ser una sorpresa. Sin embargo, en un año en el que los legisladores dieron tumbos de un desafío pandémico al siguiente (escasez de equipos personales de protección, confinamientos, la amenaza de colapso económico, escuela a distancia, terapias, vacunas), el suministro de oxígeno nunca llegó a ser una prioridad en la lista.
“El oxígeno no se ha priorizado lo suficiente”, dijo Robert Matiru, director de administración de programa en Unitaid, uno de los grupos globales de salud pública que trabajan para abordar la escasez junto a la OMS.
Incluso antes de la pandemia, algunas regiones más pobres no eran capaces de asegurar un suministro adecuado. Sin embargo, no fue sino hasta hace unos meses, cuando la escasez letal de oxígeno afectó al norte de Brasil, México y otros lugares, que se volvió evidente que lo que había sido visto como un problema potencial se estaba convirtiendo en una emergencia grave. La OMS creó un grupo de trabajo de emergencia para la escasez de oxígeno e hizo un llamado a aportar dinero para abordarla.
Entonces, la pandemia creció súbitamente en India, donde había estado relativamente contenida, lo que llevó el suministro de oxígeno al centro de la atención mundial. El conteo oficial de India de nuevas infecciones de coronavirus saltó de un promedio de alrededor de 11.000 al día a mediados de febrero a un promedio diario de más de 370.000 durante la semana pasada (y expertos afirman que la cifra real es mucho más alta).
Durante los dos últimos meses, la insatisfecha necesidad global de oxígeno médico se ha triplicado, de menos de 9 millones de metros cúbicos al día a más de 28 millones, según una coalición de grupos de ayuda que llevan registro de la crisis.
Alrededor de la mitad de esa necesidad incumplida es para India. Activistas de salud advierten que la calamidad que ocurre ahí podría repetirse en otros países.
¿Cómo se obtiene y se suministra el oxígeno?
En los países ricos, los hospitales generalmente dependen de camiones cisterna para hacer entregas al mayoreo de oxígeno líquido, mucho más denso que el aire regular, que se almacena en grandes contenedores. Un sistema de tuberías retira el gas, le permite que se expanda a la densidad común y lo lleva a cada cama.
Esta es, por mucho, la manera más rentable de suministrar oxígeno y las compañías que proveen oxígeno al mayoreo tienen suficiente capacidad de producción para cumplir con la demanda global médica de ello. En tan solo las últimas semanas, algunas de ellas han comenzado a elevar su producción de gas médico al desviar parte de la destinada a la industria, cuyo gas tiene, de alguna manera, requerimientos diferentes.
El gobierno de India ha ordenado a los productores en el país que dirijan de manera temporal toda su producción de oxígeno a las necesidades médicas.
No obstante, muchos hospitales alrededor del mundo no están equipados para hacer uso del oxígeno líquido, al carecer de las tuberías para distribuirlo a los pacientes, y no hay un sistema de entrega disponible para muchas ubicaciones remotas.
El oxígeno también puede ser obtenido en una forma gaseosa menos densa, en cilindros que necesitan ser rellenados con mayor frecuencia. Esta es a menudo la opción más cara (puede costar diez veces más que el oxígeno líquido al mayoreo), pero es la única disponible para muchas partes del mundo en desarrollo.
En muchos países, las personas han realizado grandes esfuerzos para comprar o rellenar dichos cilindros para sus familiares, pero la demanda ha superado con creces la oferta.
Algunos hospitales tienen sus propias plantas para extraer oxígeno del aire, una tecnología conocida como absorción por oscilación de presión (PSA, por su sigla en inglés). Sin embargo, los sistemas son costosos y un hospital que compra uno también tendría que instalar un sistema de tuberías para llevar el oxígeno a las camas.
También existen pequeños dispositivos llamados concentradores de oxígeno que pueden dar servicio a un solo paciente o a varios. Aunque uno puede costar varios cientos de dólares, un gran obstáculo en países más pobres, la demanda por ellos se ha elevado a un ritmo más rápido al que los fabricantes pueden producirlos.
¿Qué se necesita para resolver esta crisis?
Tiempo y dinero.
Los activistas de salud pública afirman que los hospitales deberían tener plantas PSA y las tuberías necesarias para usarlas, pero en los países pobres esa solución puede ser prohibitiva en costo, por lo que se podría lograr exclusivamente mediante la ayuda internacional. El gobierno de India planea instalar el equipo en cientos de hospitales, pero eso podría llevar meses.
Las compañías que fabrican plantas PSA y concentradores de oxígeno están aumentando la producción alrededor del mundo, pero eso también lleva tiempo.
Los productores de oxígeno por mayoreo y los gobiernos aún intentan ajustar las cadenas de suministro para obtener el gas que pueda salvar vidas donde más se necesita. En India, el gobierno usa trenes e incluso aviones de transporte militar para llevar el oxígeno a los enfermos.
Si hubiera suficiente dinero disponible, los gobiernos y los grupos internacionales podrían tener acuerdos de compras anticipadas con proveedores por mayoreo y las existencias de emergencia de oxígeno podrían ser estacionadas en varias partes del mundo y desplegadas conforme se necesiten.
Si nada más lo ha logrado antes, los últimos meses han dejado en claro la dificultad de intentar incrementar los suministros de oxígeno a corto plazo en medio de una crisis.
En cambio, dijo Matiru, el mundo debería invertir en prepararse, “para que si existe un aumento repentino podamos presionar: ‘Activar’”.