“El peligro inminente de propagación de una epidemia de disentería exigía actuar”, reveló un portavoz policial en declaraciones a los medios.
Horas antes, la ministra de Sanidad francesa, Marisol Touraine, advertía en la emisora France Info del conflicto sanitario que plantea un campamento urbano de ese volumen, un “riesgo para sus ocupantes en primer lugar.”
Al otro lado del perímetro de seguridad que impedía a la prensa y los curiosos acercarse a la destartalada concentración de tiendas, un centenar de militantes despedían entre vítores a los autobuses.
-Dispositivo de seguridad-
Previsto desde hace unas semanas, el dispositivo se ha desarrollado en “condiciones humanas razonables”, con “gran organización y mucha humanidad y tacto”, declaró el concejal ecologista del distrito Pascal Julien, quien supervisó el desmantelamiento desde primera hora de la mañana.
“El problema reside en que estamos ante un gesto a corto plazo. Se envía a estas personas a un alojamiento provisional, así que al cabo de un tiempo volverán a las calles y habrá que hacer frente a un nuevo campamento”, agregó.
En opinión de Julien, la ciudad de París es víctima de la “ausencia de una política estatal de inmigración“, una situación “deplorable que margina el destino de estas personas.”
En su mayoría eritreos y sudaneses, aunque también mauritanos, egipcios o tunecinos, los inmigrantes subsistían entre colchones, cartones y carpas de lona en unas “terribles condiciones de insalubridad”, según relató el director general de la onegé France Terre d’Asile, Pierre Henry.
“Lo que está en marcha no es una operación policial, sino humanitaria”, destacó Henry, quien precisó que las personas evacuadas con una petición de asilo en trámite serán alojadas en centros de acogida de larga duración, mientras que el resto ocupará “alojamientos de urgencia.”
Según datos de France Terre d’Asile, que se encarga de asesorar a los refugiados en sus demandas de asilo, hasta 103 moradores del campo desmantelado han tramitado su petición, un proceso cuya resolución puede alargarse dos años y que abandona a los demandantes a su suerte.
El resto de los refugiados, en torno a 300 personas, contemplaban el asentamiento de la Puerta de la Chapelle como una estación de paso hacia las fronteras de Inglaterra o Alemania.