Desarticular el referendo
En un esfuerzo por desmantelar la logística de un plebiscito prohibido, la justicia española ordenó el cierre de escuelas, centros cívicos y otros locales designados para acoger la votación.
Esto pone contra las cuerdas a la policía regional catalana, los Mossos dEsquadra, dependiente del gobierno independentista catalán, pero obligada a hacer respetar las decisiones judiciales.
Los agentes catalanes recibieron sin embargo la orden de no recurrir a la violencia, lo que abre el interrogante de qué ocurrirá si los activistas ofrecen una resistencia pacífica.
A las personas que están dentro “las invitamos a salir” , insistió Millo, agregando: “no creemos que sea necesario” desalojarlas contra su voluntad. Admitió, sin embargo, que si se registran “actos de desobediencia” los cuerpos policiales deberán actuar “con proporcionalidad” .
El representante del gobierno español anunció asimismo una operación de la Guardia Civil en el centro de telecomunicaciones del ejecutivo regional catalán, que bloqueó las conexiones telemáticas de los centros de voto, los sistemas informáticos de recuento y un sistema que hubiese permitido “una votación online mediante una web” .
Esto “permite ya con un carácter muy definitivo desarticular la posiblidad de llevar a cabo” lo que el gobierno catalán “prometió en su momento, que es la realización de un referéndum efectivo, con garantías y vinculante” , aseguró.
Los sondeos muestran que los catalanes están divididos sobre la independencia: 41,1% a favor y 49,4% en contra, según el último sondeo del gobierno catalán publicado en julio. Pero también que más del 70% de la población quiere que la cuestión se decida en un referéndum legal.
Carles Riera, diputado en el parlamento regional, del partido independentista de extrema izquieda CUP, aseguró que la movilización seguirá después del domingo.
“Estamos en un proceso de movilización popular que va para largo. Esta oleada democrática, este nivel de autorganización estructural tendrá que mantenerse durante mucho tiempo para defener la república” que los independentistas quieren fundar, dijo a los periodistas en Barcelona.
“Cataluña es España” , gritaban mientras tanto miles de manifestantes concentrados con banderas españolas en el centro de Madrid.
Entre ellos, Eduardo García, profesor de matemáticas de 32 años, quien acusa a los nacionalistas catalanes de haber azuzado “los sentimientos más bajos de la gente” , al pedir la independencia coincidiendo con la crisis económica de los últimos años. “Todo esto es muy triste” , se lamentaba.