Zhao, de unos 40 años, optó por no desprenderse de su cara adquisición -al parecer la había comprado en un aeropuerto de EE. UU.- y se la bebió allí mismo, por lo que minutos después el personal del aeropuerto la encontró tirada en el suelo, llorando y gritando.
“Estaba tan bebida que no podía tenerse en pie, así que la llevamos en silla de ruedas a un cuarto para que descansara”, relató uno de los policías que atendió a la mujer en el suceso, ocurrido el pasado viernes 21.
Ante esa tesitura, el capitán del avión en el que debía viajar Zhao, y que cubría la ruta entre Pekín y la ciudad suroriental de Wenzhou, se negó a que ella embarcara por temor a que pudiera afectar a la seguridad del resto de los pasajeros.
La mujer despertó de su borrachera horas después, agradeció a los policías que hubieran cuidado de ella y se contactó con algunos de sus familiares, que la llevaron a casa.