Ya desde elcomienzo de la precampaña el año pasado, los demócratas apostaron por Clinton que, de ganar las elecciones de noviembre, se convertiría en la primer mujer en la Casa Blanca.
El campo de posibles candidatos era pequeño y nadie se imaginaba ya entonces un resultado diferente a la nominación de la experimentada ex jefa de Estado, ex senadora y ex primera dama. Su contrincante Bernie Sanders intentó arrebatarle la nominación, sin éxito pero atrayendo un importante y sorprendente apoyo.
Sin embargo, las cosas no son tan fáciles para Clinton, que sufre problemas de popularidad. Las encuestas no le otorgan cifras mucho mejores a las del controvertido Trump, nominado esta semana candidato de su partido durante la Convención Nacional republicana en Cleveland.
En general, las encuestas de opinión no son amigas de Clinton: las primeras apuntaban incluso una ventaja de Trump. Aunque eso no significa mucho en el sistema electoral estadounidense, donde mucho depende de los llamados “swing states”, aquellos en los que ningún candidato claro tiene el apoyo en los sondeos.
Pero ya allí aparecen los primeros problemas: en Iowa por ejemplo, Trump va por delante, dejando en evidencia el problema de Clinton en llegar al los votantes jóvenes, como mostró una reciente encuesta de la Universidad de Monmouth.
“Iowa podría ser el primer signo de un empuje de Trump en el Medio-Oeste” americano, señala el jefe de los sondeos de la universidad Patrick Murray.
Y es que Clinton representa en Estados Unidos una de las cosas más criticadas en esta campaña: parte del establishment político.
El escritor Simon Head desvela en su libro “El sistema Clinton” el complejo entramado de relaciones de su marido, el expresidente Bill Clinton, utilizadas por Hillary con fines electorales. En la mayor parte de los casos se trata de banqueros o grandes empresarios que pagaron importantes contribuciones para lograr la entrada en escena del ex presidente.
El Partido Demócrata no está en mejor situación tras casi ocho años de presidencia de Barack Obama: nuevas revelaciones de la plataforma Wikileaks dejaron en evidencia el nerviosismo dentro del partido. También se conocieron incluso intentos directos de influir en los medios de comunicación por parte de la jefa de partido Debbie Wasserman, seguidora de Clinton.
Clinton, que ya fue derrotada por Obama en las primarias de 2008, eligió a conciencia el lugar de la Convención Nacional: Filadelfia. Esta ciudad está estrechamente vinculada con la Constitución, presentada allí en 1787. Además allí puede visitarse aún la Campana de la Libertad con la que 11 años antes se había convocado a los ciudadanos a la lectura de la Declaración de Independencia.
Clinton es relacionada por sus críticos con el Estados Unidos oscuro, el poder del dinero, la corrupción y la lucha de poder. A partir de mañana intentará cambiar esa imagen para recordar el lado bueno del país: los valores de libertad, la lucha por los derechos de los desfavorecidos y las minorías. El segundo día del congreso del partido girará en torno a las familias y niños desfavorecidos.
También la elección de su candidato a vicepresidente, el moderado Tim Kaine, al que presentó el sábado en un acto en Miami, va en esa dirección, así como en un intento de atraer a votantes latinos. El senador por Virginia habla español y tiene un especial vínculo con Lationamérica y también con España, como presidente del Consejo Estados Unidos-España.
La Convención Nacional del Partido Demócrata en Filadelfia dará previsiblemente menos espectáculo que el de los republicanos en Cleveland: menos sombreros de cowboy, globos al aire y quizá un poco más de contenido.