La capacidad diplomática de Francia y el impulso de países como Estados Unidos, China, la India o Alemania, que consideraron que el combate afecta a todas las políticas y al modelo de desarrollo en su conjunto, permitieron superar el fracaso de la conferencia de Copenhague en el 2009.
Satisfacción y lágrimas pusieron fin a 13 días intensos de negociaciones, que derivaron en un pacto legalmente vinculante, pero visto también como insuficiente por sus detractores porque no contempla sanciones y la mayor parte de las responsabilidades exigidas no están sujetas a cumplimiento legal.
Para no sobrepasar los dos grados en el 2100 y acercarse a la voluntad de que esa cifra se reduzca a los 1.5 grados, recoge los compromisos entregados ya por 187 de los 195 países que integran la Convención de cambio climático de Naciones Unidas, y establece dispositivos de revisión y actualización de las contribuciones.
El ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, artífice de la superación de las disensiones, cree que la presión nacional e internacional y los efectos sobre la reputación de quien no cumpla lo previsto obligarán a los países a estar a la altura de las expectativas.
Según lo establecido, el acuerdo entrará en vigor en el 2020 y por él las naciones se comprometen a que las emisiones de gases con efecto invernadero toquen techo “tan pronto como sea posible”.
Los firmantes se comprometen a lograr en la segunda mitad de siglo un equilibrio entre los gases emitidos y los que pueden ser absorbidos por el planeta, y aquellos desarrollados se ven obligados a movilizar a partir del 2020 al menos US$100 millones anuales para apoyar la mitigación y adaptación al calentamiento.
La financiación, la diferenciación entre países desarrollados y en desarrollo y su ambición fueron los principales escollos de la negociación, que retrasó un día la aprobación del acuerdo y que estará en marcha cuando lo hayan ratificado un mínimo de 55 partes, que sumen en total el 55% de las emisiones globales.
Las organizaciones ecologistas consideran que este pacto marca “el fin de los combustibles fósiles” y supone un histórico punto de inflexión, pero advierten de que carece de todas las herramientas necesarias para luchar con eficacia“contra el calentamiento.
Cerrado un mes después de los atentados terroristas de París, y con la presencia en su inicio de un número sin precedentes de jefes de Estado y de Gobierno, sus carencias no evitan que sea visto, según el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, como un ” tremendo logro colectivo”.
La sede de la ONU en Nueva York será el próximo 22 de abril escenario de la ceremonia de adopción oficial, tras la que solo quedará mantener la movilización y presión conjunta y comenzar a trabajar para implementarlo.