Los Turpin fueron arrestados el pasado domingo después de que la policía de Perris, una pequeña localidad al sureste de Los Ángeles, respondiera a la llamada de emergencia de una joven de 17 años que había logrado escapar.
Al llegar a su casa, sucia y maloliente, encontraron a varios de los hijos encadenados.
Los agentes pensaron que todos eran niños, por su aspecto menudo y su delgadez, pero siete de ellos son adultos de entre 18 y 29 años.
Los 13 hermanos están siendo tratados por malnutrición y sometidos a distintas pruebas médicas.
El fiscal aseguró que todos fueron víctimas de “abuso prolongado” y que no podían ducharse más de una vez al año. Además, nunca acudieron al médico o al dentista.
“Muchas veces no eran desencadenados para poder ir al baño”, señaló Hestrin en una rueda de prensa.
Los malos tratos comenzaron cuando la familia vivía en Texas, pero “se intensificó con el tiempo” cuando se mudó a California.