Las reformas se anuncian tras la publicación de dos libros, éxito de ventas ambos, basados en documentos confidenciales de la Santa Sede que revelaron que los procesos de canonización generan cientos de miles de euros por cada candidato pero no cuentan con una supervisión financiera real.
Los libros estimaron el coste medio de cada causa de beatificación en unos 500 mil euros (550 mil dólares).
Gran parte de esos fondos van a parar a unos cuantos afortunados con contratos para elaborar las largas investigaciones sobre las vidas de los candidatos.
Mientras los candidatos que inspiran a donantes ricos enfrentan un proceso más corto, los de los que tienen devotos menos pudientes languidecen en el tiempo.
Las nuevas normas exigen que se nombre un administrador para cada causa, que debe “respetar escrupulosamente” la intención de cada donación.
El responsable debe mantener al día un registro que contemple los gastos y las donaciones, preparar un presupuesto anual y estará sujeto a la supervisión del obispo local o de un superior en el escalafón religioso.
Este será el encargado de aprobar el presupuesto anual y enviarlo a la Congregación para las Causas de los Santos — la oficina vaticana encargada de revisar los aspirantes a la canonización, investigar sus milagros y preparar los casos antes de la decisión final del Sumo Pontífice.
Ahora se establece además un mecanismo por el que cada causa paga a la congregación por sus servicios cuando haya concluido la beatificación o canonización, aunque no especifica la cantidad.
Una vez que el candidato se convierte en santo, el departamento decide qué hacer con el dinero sobrante, que podría ir a una cuenta para financiar los procesos con menos apoyos, según las normas.