El pontífice de 80 años saludaba a los cientos de personas que lo recibían en el marginal barrio de San Francisco, Cartagena, cuando, por la multitud que se agolpaba en las calles, el vehículo que lo movilizaba frenó súbitamente.
La maniobra le hizo estrellarse contra el vidrio. El golpe le dejó una cortadura en la ceja y una inflamación en el pómulo izquierdo. El Sumo Pontífice sacó a relucir su sentido del humor. “Estoy contento. No lo siento”, dijo a la agencia Efe.
Otros percances
En días anteriores, ocurrieron otros peligrosos percances que pudieron terminar en tragedia. Uno de ellos ocurrió en Villavicencio, Bogotá, cuando una persona burló la seguridad y se lanzó de rodillas frente al papamóvil.
En el repentino e inesperado acto, el conductor del papamóvil tuvo que maniobrar para esquivar al arriesgado feligrés, quien también tuvo que levantarse de un salto para evitar ser arrollado. Mientras todo esto sucedió, el papa seguía saludando a las personas aglomeradas en las calles.
Durante el trayecto de 8 kilómetros de recorrido de Francisco en el papamóvil, las personas lograron que se detuviera en varias ocasiones para alcanzarlo, lanzaban confeti y se escuchaban gritos que clamaban el nombre del papa.
Posted by Región Villavicencio on viernes, 8 de septiembre de 2017
Amor de madre
En Medellín, una mamá hizo lo imposible por llegar frente al Papa. Su intención: que Francisco bendijera a su hijo, quien sufre síndrome de muerte súbita infantil.
Paula, la madre de Santiago Salazar, esperó a que la misa terminara en el aeropuerto Olaya Herrera. Más de 6 mil hombres resguardaban al papa Francisco.
Logró evadir el primer frente y cruzó la pista del aeropuerto mientras la gente la alentaba a continuar.
Luego de tanto insistir logró pasar hasta llegar frente al representante de la Iglesia Católica. Fueron apenas dos minutos frente a él pero bastaron para recibir la bendición, que Francisco culminó con un beso en la frente de Santiago.
Acción de fe
Una mujer que se iba a someter este mes a la eutanasia desistió del suicidio asistido tras hablar el jueves pasado en Bogotá con el papa Francisco.
La mujer, que en 2001 sufrió la desfiguración de su rostro al ser atacada con ácido por su exesposo y después empezó a sufrir de toxoplasmosis cerebral, tenía todo listo para recibir el 29 de septiembre una inyección letal.
La mujer relató hoy al canal de televisión Caracol que no creía que el encuentro se pudiera dar, pero que sorpresivamente uno de los escoltas la sacó de entre el público y la llevó delante de Francisco.
Según la mujer, tras el breve encuentro, que culminó con un abrazo, cambió su decisión y ahora descarta la eutanasia.
“Le dije que quería morir y que el 29 de septiembre me aplicaban la inyección porque ya todo estaba listo”, expresó Córdoba.
Sin embargo, la mujer agregó que ahora “definitivamente no” se va a aplicar la eutanasia y que se someterá a cirugías con el apoyo de donantes para mejorar sus condiciones de vida. “Voy a decirle al doctor que muchas gracias por la inyección, pero que se la aplique a otro”, dijo Francisco.