Policías ecuatorianos y miembros del equipo de seguridad del papa juntaron sus fuerzas para elevar a la anciana en su silla de ruedas hasta Francisco, quien la recibió con una sonrisa, le dio un beso en la frente, la bendijo y le dijo unas palabras.
Con la voz entrecortada por la emoción, la anciana dijo a la televisión Ecuavisa, que se encontraba “feliz” pues nunca imaginó que sucediera lo que vivió hoy: “recibir la bendición de Dios a mi edad, que ya tengo 100 años”.
Francisco Garcés, periodista de Ecuavisa que captó el momento, comentó que la señora había llegado con su hija al sitio escasos minutos antes de que se acercara el papa y que la Policía le ayudó a ubicarse en el lugar donde la divisó el sumo pontífice.
La mujer no fue identificada, pero su hija Liliana Rueda dijo que “nunca” se imaginó poder alcanzar esa dicha para su madre que “está muy contenta, muy feliz”.
“Esto es una alegría impensada y Dios grande que nos ha ayudado a esto, que nos bendiga a todos, a todo el Ecuador”, agregó Rueda al comentar que ellas acababan de llegar al sitio.
“Solamente yo le traía acá para que ella se dé una vuelta y se distraiga un rato, pero Dios quiso que nos dé la bendición el Papa”, dijo Rueda a Ecuavisa visiblemente emocionada.
El papa Francisco, que ofició la misa ante cientos de miles de personas, abandonó el Parque Bicentenario en el papamóvil, en el que recorrió avenidas de la capital ecuatoriana con dirección a la Nunciatura.
En el recorrido, cientos de personas lo vitorearon mientras en las afueras de la Nunciatura lo esperaban decenas más en busca de su bendición y de captar imágenes del papa, que abandonará mañana Ecuador.
El papa, que llegó a Quito el pasado domingo, visitará Bolivia y Paraguay en su primera gira pastoral por Latinoamérica.