El operativo y su primera captura detonó más bien una ola de violencia en pocas horas, lo que incluso forzó a su liberación. Una jornada que incluso se bautizó como el Culiacanazo.
La tensión y el caos se apodero de las calles en el Estado de Sinaloa, un escenario que se revive nuevamente con una ciudad sitiada por bloqueos y balaceras en distintos puntos a manos de los grupos del crimen organizado.
Las autoridades de Sinaloa han hecho un llamado para que los habitantes no salgan y que se resguarden en sus hogares por la violencia que detonó en las calles.
“Ya no, paren todo”, dijo el hijo de “el Chapo”
El frustrado operativo del 17 de octubre de 2019 que buscó detener a uno de los hijos del líder del cartel de Sinaloa, pero finalmente se le calificó como “un tropiezo táctico”.
Un momento revelador de esa jornada infructuosa que se magnificó por la violenta y aguerrida fuerza del narco en México, fue cuando en el momento de su captura, Ovidio Guzmán habla por teléfono y pide que cesen los ataques contra las fuerzas de seguridad: “Ya no, paren todo, no quiero más desmadre”.
Ese día, a las 15 horas, en la capital de Culiacán, el hijo de “El Chapo” Guzmán llegó a su casa en una zona exclusiva de la ciudad. Los soldados especializados en asalto, acompañados de policías federales rodearon el recinto.
Tras horas de asedio y encarar a los grupos de sicarios, Guzmán salió al estacionamiento. La puerta se abrió y salió con una señora para pedir que no dispararan porque habían niños dentro de la casa.
Uno de los agentes le pide a Guzmán: -“Ya dile a tu gente que pare todo”, al momento en que le hacen entrega de un teléfono a Guzmán.
-“Ya paren todo, oiga. Ya paren todo. Ya me entregué. Ya paren todo, por favor. Ya tranquilos, ya ni modo… Ya no quiero que haya desmadres”, se escucha decir al narcotraficante.
Pese a esa llamada, que quedó graba y se filtró, las agresiones no cesaron y la violencia siguió escalando.
Los miembros de la defensa estatal resultaron heridos al verse rodeados por los sicarios del cartel.