Al menos dos soldados y cinco civiles también perdieron la vida en los enfrentamientos, agregó la fuente.
Unos 10 mil hombres, respaldados por carros de combate, fueron movilizados para esta ofensiva destinada a desalojar a los kurdos de los centros urbanos y que se concentra en dos ciudades cercanas a la frontera siria e iraquí, Cizre y Silopi. Un toque de queda rige desde hace días en estas dos localidades de la provincia de Sirnak.
El anterior balance, proporcionado el sábado por el ejército, era de 70 militantes muertos.
Después de más de dos años de alto el fuego, el verano pasado estallaron combates entre las fuerzas de seguridad turcas y el PKK. Estos acabaron con las conversaciones de paz iniciadas a finales de 2012 para poner fin al conflicto que dura desde 1984.
Casas, escuelas y hospitales destruidos
Los militantes del PKK, especialmente las jóvenes milicias del YDG-H (el Movimiento de los Patriotas Revolucionarios, próximo pero autónomo del PKK), aprovecharon los dos años de tregua para implantarse en las ciudades “liberadas”, cavando trincheras y levantando barricadas para impedir la entrada de las fuerzas de seguridad. La nueva estrategia paralizó estas ciudades.
Desplazándose de las tradicionales zonas rurales a las ciudades, los combates provocaron el éxodo de unas 200 mil personas, con consecuencias desastrosas para esta región del sudeste. Su situación recuerda a la de la vecina Siria, enzarzada en una guerra civil, con casas, escuelas y hospitales destruidos.