Negociaciones a puertas cerradas
La asamblea general impuso esta vez un procedimiento más transparente, como si se tratara de un alto ejecutivo: carta de aspiración, CV y declaración de fe y, finalmente, un discurso ante diplomáticos de los 193 países miembro.
Pero la última palabra la tendrán los cinco grandes. A partir de julio, las potencias se reunirán para una serie de votaciones secretas, antes de presentar un nombre a la asamblea general, que deberá ratificar a un candidato en septiembre.
Según Lykkedoft, estas audiencias pueden, sin embargo, “modificar la situación” e influir en la votación del Consejo. “Si hay una masa crítica de países que apoyan a un único candidato, no creo que el Consejo de Seguridad presente un nombre diferente” .
“Puede haber sorpresas” , dice otro diplomático del Consejo: puede revelarse un candidato que no parte como favorito y otro derrumbarse.
La tradición indica que el próximo secretario general sea de un país de Europa del Este, la única zona geográfica que aún no tuvo un representante en el cargo. Eso explica la abundancia de candidatos de esa región. Rusia insiste en esto, pero no es una obligación legal.
Asimismo ha comenzado a abrirse paso la idea de que finalmente una mujer asuma un cargo que hasta ahora solo han ocupado hombres.
Pero todo dependerá de las negociaciones y concesiones entre las cinco grandes potencias. Además, en los próximos meses aparecerán otros candidatos. En ese sentido, se mencionan los nombres de la comisaria europea Kristalina Georgieva, una búlgara, y de la ministra argentina de Relaciones Exteriores, Susana Malcorra, ex jefa de gabinete de Ban Ki-moon.