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El llamamiento de la CEN se produce tras un recrudecimiento de la “represión y la violencia por parte de los paramilitares progubernamentales hacia las personas que protestan cívicamente” durante los últimos días, en los que el número de asesinatos a manos de las “fuerzas combinadas” del Gobierno ascendió a, al menos, 351.
La crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua, que comenzó el 18 de abril como consecuencia de unas controvertidas y fallidas reformas a la seguridad social por decisión del presidente, Daniel Ortega, es la más sangrienta desde la década de 1980 en la nación centroamericana.
“Lamentamos profundamente tanta muerte, dolor y sufrimiento de nuestro pueblo. Heridos, enjuiciados injustamente, amenazados, intimidados y los ultrajes cometidos contra quienes permanecieron en lugares de protestas pacíficas. Denunciamos los secuestros y detenciones arbitrarias, de que está siendo objeto la población civil”, señaló la CEN mediante un comunicado.
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Asimismo, los obispos nicaragüenses denunciaron la “estigmatización” que sufren miembros de la mesa del Diálogo Nacional opuestos al Gobierno, defensores de los derechos humanos y medios de comunicación independientes.
Además, criticaron “la falta de voluntad política del Gobierno para dialogar sinceramente y buscar procesos reales que encaminen hacia una verdadera democracia” y del incumplimiento de las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), “especialmente el desmantelamiento urgente de los elementos armados progubernamentales”.
“Son condenables jurídica y moralmente los ataques perpetrados por la Policía Nacional, por grupos paramilitares progubernamentales y turbas azuzadas para agredir y sembrar terror al pueblo que se manifiesta cívicamente”, agregó la CEN.
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También condenaron los actos de “profanación sacrílega contra la Iglesia, ya sea en sus consagrados o en sus templos” y “las agresiones contra periodistas nacionales e internacionales, defensores de los Derechos Humanos y miembros de la sociedad civil”.
Además, señalaron que la jornada de ayuno del próximo 20 de julio, se repetirá el 27 del mismo mes y los días 3 y 10 de agosto, a lo que se sumarán otros actos religiosos, como un mes de “intercesión”, que se desarrollará entre el 15 de julio y el 15 de agosto.
Cuatro días de adoración al Santísimo, cuatro de consagración al Inmaculado Corazón de Maria y 5 de renovación de promesas bautismales completarán la agenda religiosa propuesta por los obispos nicaragüenses para lo que resta de julio y el mes de agosto.
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