Dos de ellos se hicieron estallar en un mercado cerca del mausoleo. Un tercero fue abatido y su cinturón explosivo desactivado, precisó el portavoz en un comunicado.
Este ataque se produjo cinco días después de un atentado con minibús-bomba en Bagdad que causó cerca de 300 muertos, según un nuevo balance comunicado el jueves.
Este atentado, uno de los peores en Irak desde el 2003, fue reivindicado por el grupo Estado Islámico.
EI se hizo con el control en el 2014 de grandes porciones del territorio iraquí pero ha perdido terreno en beneficio de las fuerzas gubernamentales, apoyadas por bombardeos de la coalición internacional bajo mando estadounidense.
A pesar de estos reveses, el grupo ultrarradical sunita siguió cometiendo atentados sangrientos sobre todo contra la comunidad chií, mayoritaria en Irak, que considera herética.