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Coronavirus: No ha habido milagro en Jerusalén, el Santo Sepulcro permanece cerrado por Pascua

Todos los lugares de culto en Tierra Santa han sido cerrados como medida de prevención ante la pandemia del covid-19.

Una monja ataviada con una mascarilla facial camina dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, Israel, en una Semana Santa inusual por el confinamiento. (Foto Prensa Libre: EFE)

Una monja ataviada con una mascarilla facial camina dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, Israel, en una Semana Santa inusual por el confinamiento. (Foto Prensa Libre: EFE)

La palestina cristiana Sawsan Bitar coloca figuritas en forma de huevo y conejos de peluche en casa para dar una apariencia de normalidad a la Pascua en Jerusalén, donde, a causa del coronavirus, el Santo Sepulcro de Jesucristo estará cerrado durante el fin de semana por primera vez en más de un siglo.

En el barrio cristiano de la Ciudad Vieja, donde reside Bitar, las calles están desiertas y la mayoría de los comercios llevan semanas cerrados.

“Deprimente”, resume esta mujer, de 60 años, que lamenta no poder celebrar la Pascua en la iglesia, como lo hace todos los años.

Para combatir la propagación del nuevo coronavirus, todos los lugares de culto han sido cerrados al público en Tierra Santa, incluida la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, el lugar donde, según los evangelios, fue sepultado Cristo tras morir en la cruz.

El viernes por la mañana, una misa sencilla a puerta cerrada fue celebrada en su interior y una procesión mínima recorrió la Via Dolorosa, el camino que, dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén, marca en 14 estaciones el Via Crucis, el camino de Jesús hasta la cruz.

Solamente cuatro religiosos pudieron hacer el recorrido este año, contra los miles de fieles que participaban en este Via Crucis cada Viernes Santo, por estas antiguas calles estrechas de piedra en las que es complicado mantener la distancia para evitar contagios.

Israel, que administra la Ciudad Vieja de Jerusalén desde que la ocupó en 1967, ha registrado más de 10 mil casos de personas infectadas por el coronavirus y más de 90 fallecimientos. En el lado palestino hay más de 250 casos identificados oficialmente y un fallecido.

La consigna es clara para la Pascua católica, ortodoxa y judía: ¡quédense en casa!

Normalmente Jerusalén es el corazón de las celebraciones de Pascua. El año pasado, más de 25 mil personas de todo el mundo se congregaron allí para celebrar el Domingo de Ramos, con el que arranca la Semana Santa, según Ibrahim Shomali, portavoz del Patriarcado Latino de Jerusalén.

El domingo pasado tras las grandes puertas de madera de la iglesia del Santo Sepulcro, considerado el más sagrado del cristianismo, que puede acoger a hasta mil 500 personas, sólo había 15, todas ellas miembros del clero, informó Shomali a la AFP.

“Pero incluso en estas circunstancias difíciles, puede haber algo positivo”, relativiza. Detrás de las pantallas de televisión o de ordenadores, 60 mil personas han seguido la misa transmitida en directo, dijo.

Este domingo, la misa de Pascua, prohibida al público, volverá a ser transmitida por televisión y las redes sociales. Sólo seis religiosos estarán en la iglesia, según Shomali.

“Con el corazón roto”

Seguir la misa por internet será la única forma con la que Francis Gharfah celebrará la Pascua este año. Este palestino de Jerusalén dejó los adornos en las cajas y tampoco preparó los dulces típicos de estas fechas.

“La situación es dramática”, declaró Gharfah, quien teme por su empleo en una oenegé debido al impacto del virus en la economía.

Le han conmovido mucho las imágenes del papa Francisco celebrando el comienzo de la Semana Santa en la Basílica de San Pedro del Vaticano, vacía, acompañado solo por clérigos y monjas.

Una persona por banco

“La gente tiene sed de espiritualidad”, señala Shomali, quien se alegra del “retorno de la fe” en estos tiempos de crisis sanitaria.

“Todo tiene una razón de ser”, estima Sawsan Bitar. “Espero que seamos personas diferentes, que apreciemos las cosas de distinta manera” cuando la crisis haya terminado, agregó.

Para marcar esta Pascua, ella tendió un paño en la entrada de su casa con un estampado de polluelos amarillos y huevos multicolores. En el suelo, colocó conejos de peluche y ramos de flores. Toda su familia posó en este estudio fotográfico improvisado.

Pero estas fotos no la reconfortan, dice, porque no compensan una oración en la iglesia por Pascua.

Corazón cristiano de Jerusalén, el Santo Sepulcro ya estuvo cerrado en el 2018 para protestar contra los impuestos locales o por obras de remodelación.

Pero es la primera vez en al menos un siglo que está cerrado por Pascua, asegura el historiador palestino Johnny Mansour. “Vivimos a cinco minutos del Santo Sepulcro y no podemos ir. Me parte el corazón”, expresa Bitar.