Daniel Ortega, un exguerrillero se enfrenta a una rebelión
Un empresario que pidió el anonimato dijo que en esa ciudad las oficinas de la alcaldía y del partido sandinista (oficialista) fueron reducidas a cenizas y varias tiendas de electrodomésticos fueron saqueadas e incendiadas, sin que la Policía se hiciera presente en el lugar.
Desde que comenzaron las protestas el 18 de abril, hay un promedio de 2-5 muertos por día a manos de fuerzas irregulares, como los grupos de choque, paramilitares y efectivos antimotines, denunció Sierra.
Mientras tanto en Washington, la asamblea de la OEA emitió una “Declaración de apoyo al pueblo de Nicaragua” en la que exige “el cese inmediato de los actos de violencia, intimidación y amenazas dirigidos contra el público en general”.
La directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara-Rosas dijo a la AFP que en la declaración “no hay un reconocimiento de la responsabilidad del Estado en la comisión de gravísimas violaciones de los derechos humanos, como ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, detenciones arbitrarias y muchas más”.
Más temprano la organización señaló en un comunicado difundido en México que Ortega “no ha mostrado la menor inclinación a poner fin a su política sistemática de represión violenta”.
Aumenta la represión
A partir del 23 de mayo, cuando la Conferencia Episcopal suspendió el diálogo entre el gobierno y la oposición por falta de consenso sobre la agenda, aumentó la represión, que tuvo su momento más crítico el 30 de mayo, cuando 16 personas murieron durante manifestaciones contra el gobierno por el día de la madre en varias ciudades.
Tras esas muertes, los obispos católicos anunciaron que no se reanudarán las conversaciones mientras siga la represión contra la población.
Pero en lugar de frenar la represión de parte del gobierno se observó un aumento de la violencia contra la población, como los ataques del fin de semana en Masaya, donde hubo 10 muertos, dijo la activista.
Sierra consideró que la magnitud de esta tragedia va más allá de las muertes porque unas 20 personas quedaron mutiladas, otros quedarán inválidos o con balas alojadas en sus cuerpos por disparos de francotiradores.
“Esta es una tragedia que está causando mucho luto y dolor en la población, en la practica hay un terrorismo de estado”, concluyó Sierra.
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