Sin dinero ni medicinas, pilotos sufren por bloqueos en Nicaragua
“Estamos convocando a la Mesa Plenaria del Diálogo Nacional para el próximo viernes 15 de junio”, cuando se presentará la respuesta de Ortega al diálogo propuesto por la Conferencia Episcopal. “Hemos recibido la respuesta del presidente de la República a las propuestas que (…) le presentamos en el encuentro que sostuvimos” la semana pasada, dijeron los obispos el miércoles al anunciar la convocatoria.
La cita está programada para las 10.00 locales (16.00 GMT) del viernes en Managua.
En la reunión “estaremos dando a conocer a la comunidad nacional e internacional, la propuesta que presentamos al Señor presidente y la carta que él nos ha enviado con su planteamiento”, indicaron los obispos católicos en un comunicado el miércoles pasado.
Los jerarcas católicos habían suspendido el diálogo tras la brutal represión contra las manifestaciones por el día de la madre, el 30 de mayo pasado, que dejó 16 muertos en varias ciudades.
Paro contundente
El paro del jueves fue casi general en Managua y en departamentos como Masaya, Granada (sur), Matagalpa, Estelí, Nueva Segovia (norte), León y Río San Juan (sudeste).
En las calles hubo poco tráfico, los comercios y empresas privadas no trabajaron, mientras que las oficinas públicas cerraron temprano.
“Fue una actividad cívica de resistencia frente a la represión del gobierno”, dijo Solís, quien calificó el paro como un éxito.
El paro de 24 horas fue convocado el martes por la opositora Alianza Nacional por la Justicia y la Democracia, que agrupa a empresarios, estudiantes y sectores de la sociedad civil, como una forma de presionar al gobierno a detener los violentos ataques contra manifestantes y pobladores, a manos de fuerzas antichoques y “turbas” afines al gobierno.
El paro “es una forma de presionar a este gobierno que está haciendo atrocidades, queremos una Nicaragua libre”, dijo una habitante de un barrio capitalino, donde la gente sonó las cacerolas en repudio al mandatario.
Nicaragua vive un clima permanente de protestas que tiene bloqueadas sus principales rutas con casi 900 bloqueos “tranques” y barricadas en ciudades semiparalizadas desde que el 18 de abril estallaron las manifestaciones contra una fallida reforma a la seguridad social.
Las protestas se extendieron como una muestra de disconformidad contra el gobierno de Ortega, en el poder desde el 2007, con su esposa Rosario Murillo como vicepresidente y mano derecha, ambos señalados de autoritarismo y de controlar todos los poderes del Estado.
Más represión
En medio del paro, grupos paramilitares dispararon contra manifestantes que resguardaban barricadas en las ciudades de Nagarote, Tipitapa, Masatepe y León, causando al menos cuatro muertos y varios heridos, confirmó el Cenidh, que contabilizó hasta el jueves 162 muertos.
Una de las víctimas fue un monaguillo de 15 años de la catedral de León, quien murió de un impacto de bala en el pecho en los enfrentamientos en la ciudad.
También se produjeron choques en las ciudades de Jinotepe, Diriamba, Nindirí y balaceras en la madrugada y hacia el anochecer en Managua.
El párroco de Nindirí (sur), Jesús Silva, denunció en un tuit que antimotines entraron a la ciudad “disparando indiscriminadamente” y que el pueblo se resguardó en sus casas.
OEA votará hoy resolución con la que podría suspender a Venezuela
“Presidente Ortega, reprimiendo y matando está agravando la crisis. Lo que la gente grita en la calle es ¡que se vaya!”, escribió en un tuit el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez.
En Masaya, paramilitares hirieron a un manifestante que cuidaba una trinchera.
Este antiguo bastión del oficialismo se encuentra sitiado con barricadas que son defendidas por jóvenes con piedras y morteros caseros.
También sufrieron ataques algunos barrios y la Universidad Autónoma de Nicaragua, trinchera de estudiantes en protesta, en Managua en la madrugada, informó la oposición.
Contenido relacionado:
>Nicaragua: las manifestaciones del día de la madre cierran con varios muertos mientras Ortega advierte “aquí nos quedamos”
>Ortega y Murillo: un poder casi absoluto en Nicaragua