El cohete Delta IV Heavy de la compañía United Launch Alliance despegó a las 03.31 hora local (07.31 GMT) desde la base aérea de Cabo Cañaveral de la Agencia Aeroespacial de EEUU (NASA) con la sonda a bordo.
Pocos minutos después del lanzamiento el cohete se desprendió de sus tres propulsores, como estaba programado y prosiguió su avance sin incidencias ya con el segundo motor principal funcionando correctamente tras un proceso de apagado y encendido igualmente previsto.
Con unas predicciones meteorológicas favorables del 95 por ciento y tras haber resuelto los problemas que habían hecho cambiar las fechas de lanzamiento dos veces hasta ayer, la NASA reprogramó ayer sábado para este domingo el inicio de esta misión, que considera “histórica”.
La sonda pretende recoger información más cerca del Sol que ninguna otra astronave ha hecho hasta ahora.
Y así puede contribuir a resolver cuestiones como la diferencia de la temperatura de la atmósfera del astro rey que está a más de un millón de grados mientras que la propia superficie solar está a 6.000 grados.
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Tras años de investigación, el equipo dio con la manera de que la sonda resista a un calor equivalente a 500 veces lo que experimentamos en la Tierra y realizar, así, observaciones “in situ”.
Se trata de un escudo térmico que soportará temperaturas de 1.400 grados centígrados y mantendrá los instrumentos del interior de la aeronave a temperatura ambiente (30 grados centígrados).
La sonda, de dimensiones pequeñas (65 kilos y 3 metros de altura), llegará a una distancia de 6 millones de kilómetros del Sol, lo que equivale a 4 centímetros de él si la Tierra estuviera a un metro del Sol.
Además, la sonda alcanzará los 700.000 kilómetros por hora, la mayor velocidad que hasta ahora ha desarrollado cualquier otra nave construida por el hombre.
Una velocidad que equivale a viajar entre Nueva York y Tokio en un minuto y que permitirá a la sonda alcanzar el Sol en noviembre.
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La sonda, que orbitará 24 veces alrededor del Sol y se irá acercando progresivamente a éste con la ayuda de la gravedad de Venus, llegará a su punto más cercano en 2025, que es cuando se podrá reunir la información de más valor.
La sonda tiene un coste de 1.500 millones de dólares (1.200 millones de euros) y llevará por primera vez el nombre de una persona con vida, el físico estadounidense Eugene Parker, de 91 años, quien desarrolló en los años 50 del pasado siglo la teoría del viento solar.
Por si se lo perdió
Como en todas las grandes ocasiones, la NASA programó un especial televisivo en directo en el que el optimismo hoy se vio contagiado por el temblor que el despegue hizo sentir en el estudio.
El propio físico estadounidense a sus 91 años acudió a Cabo Cañaveral para presenciar en vivo por primera vez en su vida un lanzamiento, aunque en este caso reconoció la emoción por el reconocimiento que supone ser el pionero que desarrolló en los años 50 la teoría del viento solar.
“Todo lo que puedo decir es ‘wow’, allá vamos. Estamos dentro para aprender algo en los próximos años”, exclamó en el estudio de NASA.
Parker comparó la belleza del lanzamiento con observar por primera vez el Taj Mahal en al India, uno de los monumentos más visitados del mundo.
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