Dos Santos tomaba medicamentos anticonvulsivos desde su infancia debido a que sufría de desmayos crónicos. Fue hospitalizada por una severa fatiga durante una semana en el Hospital do Oeste en Barreiras y ahí se le declaró muerta.
Sin embargo, el pasado 9 de febrero, más de una semana después de haber sido enterrada, los vecinos del cementerio escucharon gritos y golpes procedentes de la tumba de Dos Santos.
La madre de la fallecida, Germana de Almeida, ha asegurado que se podían percibir lesiones en el cuerpo de su hija que no tenía antes de ser sepultada. “Trató de abrir la tapa, incluso se notaba que había intentado clavar las uñas. Sus manos estaban heridas como si hubiera estado tratando de salir”, ha declarado la mujer de 66 años, que ha denunciado el incidente porque junto al resto de familiares cree que Rosangela fue declarada muerta por error.
Con información de abc.es