La junta de Indultos y Libertad Condicional de Georgia había denegado el martes suspender la ejecución.
“La comisión rechazó el pedido de revaluación de su decisión anterior, que descartó clemencia para Kelly Gissendaner”, dijo el portavoz de esta junta unas cuatro horas antes de la hora prevista para la ejecución.
La ejecución tiene un significado particular, cinco días después de un llamado realizado por el papa Francisco en el Congreso de Washington a abolir la pena de muerte.
El martes, el representante del Vaticano en Estados Unidos, Carlo Maria Vigano, hizo un “llamado urgente” en nombre del papa Francisco para conmutar la pena de Gissendaner.
“Sin querer desestimar la gravedad del crimen por el cual Gissendaner fue condenada, estando siempre con las víctimas, de corazón, le imploro sin embargo conmutar esta sentencia en una pena que se traduzca en justicia y piedad a la vez”, escribió.
Pena capital
Kelly Gissendaner, de 47 años, es la decimosexta mujer en ser ejecutada desde que la Corte Suprema restableció la pena capital en 1976.
La mujer fue condenada por haber complotado con su amante para asesinar a su marido en 1997.