La causa de la muerte podría deberse a que los animales, que se encontraban en la reserva de Pandamasuie, entre las cataratas y el Parque Nacional de Hwange (oeste del país), ingiriesen plantas venenosas, según relató a Efe el portavoz de la Autoridad de Gestión de Parques Nacionales y Vida Salvaje de Zimbabue, Tinashe Farawo.
Sin embargo, sigue siendo una hipótesis y hay sospechas de que la causa de la muerte sea la misma que acabó con la vida entre marzo y junio de alrededor de 300 paquidermos en la vecina Botsuana, el país con la mayor colonia de elefantes del mundo.
“Primero descubrimos 11 cuerpos el viernes, y luego el sábado descubrimos otro elefante muerto”, explicó Farawo en conversación telefónica. Se tratan de ejemplares jóvenes, de entre 5 y 6 años de edad, aunque alguno no contaba con más de 18 meses.
La ONG The Wild is Life Trust, que se dedica a rehabilitar a elefantes huérfanos para dejarlos en libertad en el bosque de Pandamasuie, cifra los muertos en 13.
Los test que se han realizado en Botsuana aún son inconcluyentes, pero los cadáveres se encontraron en el mismo estado que en Zimbabue: sin signos de violencia y con los preciados cuernos intactos, lo que sugiere que se no se debe a la mano de furtivos.
El portavoz de los parques zimbabuenses dijo, sin embargo, que es muy pronto para establecer paralelismos, y que es mejor esperar a los resultados del laboratorio.
Los cadáveres encontrados se han quemado como medida de precaución, por si hubieran fallecido de una enfermedad contagiosa.
No es la primera vez que se encuentran cadáveres envenenados de elefantes en esta reserva zimbabuense, aunque en otras ocasiones han sido los furtivos los que han envenenado, normalmente con cianuro, a los animales para quedarse con el marfil.
Zimbabue cuenta con unos 84 mil elefantes, cifra que lo coloca como el segundo país con más ejemplares del mundo, solo superado por la vecina Botsuana.