Según medios locales, la Policía encontró al menos cinco cadáveres carbonizados, aunque la secretaría no confirmó esta información.
Los fallecidos eran hombres de entre 21 y 46 años, uno de ellos había sido condenado por un hurto y el resto cumplía penas por delitos como robo, homicidio y tráfico de drogas.
Los motines comenzaron el sábado, coincidiendo con la huelga de 24 horas que realizaron ese día los agentes penitenciarios de Ceará, y se prolongaron hasta el domingo.
En las cárceles, todas ubicadas en el entorno de Fortaleza, la capital regional, los internos incendiaron los colchones y destruyeron parte del mobiliario.
Una operación de policías y agentes penitenciarios encontró hoy un túnel en la cárcel Agente Luciano Andrade Lima, aunque no se han notificados fugas de presos.
Este lunes no se registraron nuevos conflictos y los equipos de la gobernación comenzaron a evaluar los cuantiosos daños que se produjeron en los cinco presidios.
El gobernador de Ceará, Camilo Santana, solicitó el apoyo de la Fuerza Nacional de Seguridad, un cuerpo de elite formado por policías de todo Brasil, con el objetivo de retomar el control de las cárceles.