En el ataque del martes, una camioneta descubierta cargada de explosivos estalló durante la hora punta de la mañana en un mercado de frutas y verduras en el distrito de al-Rashidiya, indicó un agente de policía. La bomba mató a al menos 11 personas e hirió a 32 más, además causar daños en varios vehículos, agregó.
Una fuente médica confirmó las cifras de víctimas. Las dos fuentes hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas a proporcionar información.
Ningún grupo reclamó en un primer momento la autoría del ataque, similar a otros atentados del grupo Estado Islámico. Los extremistas suníes, que consideran a los chiíes herejes, conquistaron grandes partes del norte y el oeste de Irak en el verano de 2014, una rápida ofensiva que arrastró al país a su peor crisis desde la salida de las tropas estadounidenses a finales de 2011.
La semana pasada, el grupo EI mató a más de 300 personas en dos ataques. Un camión bomba estalló en una concurrida zona comercial del vecindario de Karada, de mayoría chií, cobrándose la vida de 292 personas, uno de los peores atentados desde el inicio de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003. El pasado jueves, un ataque a un templo chií en el norte de Bagdad arrojó 37 muertos.
Fuerzas del gobierno se desplegaron por toda la ciudad el martes, cerrando carreteras principales y alterando el tránsito. El portavoz del Ministerio del Interior, el general Saad Maan, dijo que los soldados estaban “practicando para un desfile militar previsto para una ocasión específica”. Maan no entró en detalles sobre la fecha concreta, pero el país está a punto de celebrar el aniversario del derrocamiento de la monarquía Hachemita en 1958 y la declaración de Irak como república el jueves.
Los recientes atentados perpetrados por EI lejos del frente demuestran la capacidad del grupo para lanzar ataques letales pese a las recuentes pérdidas territoriales en Irak y Siria, donde ha establecido un autoproclamado califato. Los insurgentes siguen controlando zonas en el norte y oeste de Irak.
Según Carter, que el lunes se reunió con altos funcionarios iraquíes, los nuevos efectivos estadounidenses llegarían al país en las próximas semanas. Su principal tarea será transformar una base aérea recuperada a los extremistas este mes en un centro logístico para la esperada ofensiva por Mosul, la segunda ciudad del país, también controlada por Estado Islámico.