A fines de 1938, por entonces un joven empleado de la Bolsa de Londres, Nicholas Winton viajó a Praga por invitación de un amigo que trabajaba en la embajada británica. Éste le pidió ayuda en momentos en que parte de Checoslovaquia se encontraba bajo la bota nazi y se instalaban campos de refugiados.
Winton abrió una “oficina” en un hotel de Praga, donde recibía a padres judíos urgidos por poner a sus hijos a salvo.
La tarea fue ardua: para obtener una visa para instalarse en Gran Bretaña, había que encontrar a una familia de adopción para cada niño y pagar una caución. Winton también se ocupó de reunir fondos para transportarlos por tren.
Héroe
Entre marzo y agosto de 1939, el británico contribuyó así a evacuar hacia su país en ocho trenes a 669 niños. Un noveno convoy, previsto para el 3 setiembre de aquel año, con 250 niños a bordo, fue bloqueado a causa de la entrada en guerra de Gran Bretaña, y todos los ocupantes desaparecieron.
Winton no consideraba haber hecho nada excepcional, no obstante era apodado el “Schindler británico” , en referencia al industrial alemán Oskar Schindler, que salvó a unos mil 200 judíos bajo el Tercer Reich.
Su modestia lo llevó a esconder a su propia familia su rol decisivo para salvar a esos niños, pero su esposa encontró por azar una lista con éstos y cartas de los padres.
En el 2002, fue ennoblecido por la reina Isabel II. También recibió otras distinciones, en particular de la República Checa.