“Estos niños, algunos tan pequeños, tuvieron ahora que confiar en sus vecinos, e incluso con desconocidos, para que los recogieran después de la escuela para llevarlos a un gimnasio comunitario donde la gente intentaba mantenerlos tranquilos”, dice el artículo. “Sin embargo, muchos de ellos no paran de llorar preguntando dónde están mamá y papá”, agrega.
Agentes de migración allanaron este miércoles varias plantas de procesamiento de alimentos en Misisipi y arrestaron a unas 680 personas que supuestamente están en condiciones irregulares migratorias en el país.
“Tengan algo de corazón, por favor”, gritaba entre llanto Magdalena Gómez, de 11 años, quien se mostraba devastada por la redada. “Dejen que mis padre estén libres y todos los demás, por favor… no dejen a los niños llorando”, clamaba con fuerza.
“Los padres de los niños con los que estoy han vivido aquí durante 15 años”, expresó Christina Peralta, una de las vecinas que ayuda en la atención a los menores. “Ellos han estado llorando todo el día desde que llegaron de la escuela”, cuenta al noticiero.
Jordan Barnes, propietario del gimnasio Clear Creek Boot Camp, junto a otros líderes comunitarios, les garantizó a los menores un techo seguro para dormir y comida.
“Tendrán ropa de cama y comida. Y si necesitan transporte para ir a la escuela también nos encargaremos de eso”, dijo Barnes.
“Entiendo la ley y cómo funciona, pero se necesita mantener a los niños en primer lugar”, agregó este buen samaritano.