“Pido a la familia de Gabriela Zapata, que me lo traigan, estoy esperando, quiero recogerlo, si me permiten. Tengo derecho a verlo, a conocerlo y a cuidarlo”, afirmó el gobernante.
Una tía de Zapata reveló la semana pasada que el menor vivía, en una entrevista con un canal local.
“Si no aparece el niño, tengo la obligación de acudir ante las instituciones, como juez del menor, para que se investigue este hecho”, aseguró Morales, quien desde que se destapó esta versión ha insistido en que Zapata le dijo que el bebe falleció poco después de nacer, cuando la pareja empezaba a separarse en el 2007.
La relación entre el mandatario, de 56 años, y Zapata, de 28, fue revelada a inicios de febrero por el periodista boliviano Carlos Valverde causando una gran polémica en ese país. Entonces también divulgó que habrían tenido un hijo.
El propio mandatario aseguró que, si el niño estuviera vivo, debería tener entre 8 y 9 años.
Zapata fue hasta hace poco gerente de la empresa china CAMC, que se adjudicó millonarios contratos con el Estado, en un presunto caso de tráfico de influencias que golpeó la imagen del gobernante y desencadenó su derrota en el referendo donde buscaba ser habilitado para una cuarta reelección consecutiva (2020-2025) .
Zapata está detenida desde el viernes por una investigación gubernamental por enriquecimiento ilícito. Según información de prensa, la expareja de Morales enviaba cartas a instituciones públicas a nombre del gobierno, para favorecer a la empresa que representaba.
La oposición boliviana acusa a Morales de favorecer a Zapata y asegura que la relación persistió por lo menos hasta el 2015, aunque el gobernante asegura que terminó poco después de la presunta muerte del niño.
Para algunos analistas, con la detención de su expareja, Morales busca limpiar su imagen.
Una comisión bicameral del Congreso investiga los contratos de CAMC y los opositores pretenden convocar a declarar a Morales y a Zapata, detenida en penal de La Paz.