“En Corea del Sur, el ideal femenino es de 50 kg, y las que pesan más a veces se ven gordas”, explica después de una sesión de fotos.
“Son unos estándares ridículos e imposibles que hieren el amor propio de muchas mujeres. Tiene que cambiar”.
Vivian Geeyang Kim dirige una tienda de ropa online y una revista de moda para las “tallas grandes”, toda una novedad.
En otros países la mentalidad sobre este tema ha evolucionado, y el fabricante de juguetes Mattel incluso comercializa Barbies entradas en carnes, pero en Corea del Sur la tiranía de la delgadez sigue marcando el paso.
Los cánones de la moda los imponen adolescentes de K-pop (pop local) escuálidas y actrices con una alimentación controlada por sus representantes.
La presión social contribuye a fomentar la cirugía estética, una industria que mueve más de US$4 mil 450 millones al año en el país.
En el 2013, la universidad Samyook de Seúl llevó a cabo un estudio con 154 estudiantes de corpulencia normal, de las que el 95% se sentían descontentas con su cuerpo y más del 60% consideraban que tenían que adelgazar.
Los anuncios publicitarios van dirigidos a las “perezosas” que no hacen lo suficiente para perder peso. “¿Cuánto tiempo vas a seguir así de gorda?”, se lee en uno.
Unos prejuicios que sacan de quicio a Kim. “A la gente le horroriza que una gorda como yo muestre su cuerpo sin avergonzarse. Algunos dicen que no habría que verme en público ni en los medios de comunicación”, afirma, consternada.
Kim ha perdido la cuenta de los insultos contra ella, a los que a veces ha respondido con acciones judiciales. También ha recibido amenazas de muerte.
“Pese a todo, adoro mi trabajo”, afirma. “Quiero decirles a las chicas como yo que no están solas y que son bellas pase lo que pase”, añade la joven.
Como no la contrataron para un programa de telerrealidad, Kim se fue en el 2010 a Estados Unidos para desfilar para fabricantes de “tallas grandes”.
A su vuelta a Corea del Sur, quiso seguir haciéndolo pero se dio cuenta de que este sector no existía en el país.
“Es un hecho que la delgadez es el ideal de belleza de la mayoría de nuestros clientes. Por eso tenemos que responder a esta demanda”, explica el diseñador Lee Chung Chung.
Sentirse bella
La demanda de tallas grandes es inexistente, abunda Gong Ji-Woo, director de la agencia de modelos de Seúl New Face Model, a no ser las cadenas de televisión que las muestran comiendo o probando máquinas de gimnasia.
Para que las cosas cambien, añade, “la industria de la moda y los diseñadores surcoreanos deben evolucionar y empezar a considerar (las tallas grandes) de forma profesional y no sólo de manera excepcional o como divertimiento”.
Kim ha creado una revista trimestral con páginas sobre moda y consejos para afrontar la miradas incisivas.
“Es un refugio que llevábamos tiempo esperando”, explica Baek Soo-Jung.
Esta lectora, de 31 años, viste una talla 40. Hace tiempo su propia madre se burlaba y un día no quiso subirse a un autobús con ella por miedo a que la niña rechoncha la llamara mamá en público.
La tienda de Kim fue la primera en proponer ropa favorecedora, en vez de las típicas prendas holgadas y aburridas, dice Baek.