En un vídeo en su página de internet, el investigador privado Josef Resch, de 70 años y de Bad Schwartau, en el estado federado de Schleswig-Holstein, explica ante una montaña de fajos de billetes de veinte, cincuenta y cien euros que un mecenas, que “por el momento quiere permanecer en el anonimato”, ha puesto a disposición el dinero.
La única condición para cobrar esta cantidad es que los objetos robados sean devueltos “en su totalidad e intactos” y la transacción se llevaría a cabo a través de Wifka, la empresa de Resch, ya que constituye “la única plataforma en Europa que lleva a cabo encargos tan excepcionales”, asegura.
El mecenas está dispuesto incluso a pagar la recompensa si las piedras ya no se encuentran en sus soportes de sujeción, siempre y cuando no hayan sido pulidas.
Los billetes, garantiza, no están numerados ni identificados y se encuentran todavía en el envoltorio original del Bundesbank, el banco central de Alemania.
El interés de su cliente no es dar con los autores del robo, “sino únicamente recuperar las joyas”, afirma el detective.
“Por eso, la captura de los autores no es determinante para la recompensa, sino tarea de la policía y la fiscalía”, precisa.
Con la recompensa “puesta a disposición de manera privada”, el cliente únicamente busca “evitar la destrucción del botín” y que las joyas “regresen a su lugar original para preservar su valor cultural y moral”, reitera.
El 28 de noviembre, la policía alemana ofreció una recompensa de medio millón de euros a quien dé pistas sobre los autores del espectacular robo, descubierto a primera hora de la mañana del día 25.
El día siguiente al robo la policía logró identificar el coche en el que huyeron los ladrones, un Audi A6, que apareció quemado en un garaje de la ciudad, situado cerca de una salida de autopista, por la que supuestamente huyeron tras cambiar de automóvil.
El robo en la Bóveda Verde supone un duro golpe para el patrimonio de Dresde, ciudad conocida como “La Florencia del Este” por sus tesoros patrimoniales y conjunto monumental.
Se estima que fueron robados unos cien objetos, entre botones, hebillas, adornos de sombrero, medallas, mangos para bastón y otros ornamentos, decorados en algunos casos con brillantes y diamantes.
Resch afirma en su página en internet que sus clientes son particularmente personas privadas que quieren mantener el anonimato y afirma que le avala su fama internacional por sus “métodos de trabajo exitosos y poco convencionales en asuntos de suma importancia”.
Así, precisa que entre sus encargos figuraban el de esclarecer el trasfondo del derribo sobre el este de Ucrania del vuelo MH17 de la compañía Malaysia Airlines, con 298 personas a bordo, del que Kíev responsabiliza a Moscú.
Según Resch, los 30 millones puestos a disposición le ayudaron a encontrar pruebas, que no obstante el Equipo de Investigación Conjunta (JIT) no ha querido tomar en consideración, dice.
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