Albarracín recalcó que los participantes en las protestas en las principales ciudades del país no obedecen a partidos políticos, sino a “la voz genuina del pueblo boliviano”.
Aunque en las movilizaciones participaron políticos opositores, como el alcalde de La Paz, Luis Revilla, estaban promovidas por organizaciones ciudadanas al margen de los partidos.
Los asistentes coincidieron en advertir de que se mantendrán unidos hasta lograr su objetivo, para que el presidente del país y el gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) que sostiene su Gobierno respeten la consulta del 21 de febrero del 2016 en la un 51.3 por ciento de los votantes dijeron no a su reelección.
Las protestas de los contrarios al mandatario fueron respondidas con movilizaciones organizadas en esta misma jornadas por colectivos afines al conocido como Proceso por el Cambio, que llevó al poder a Morales en el 2006.
Los incondicionales del presidente calificaron esta jornada como el “Día de la Mentira”, porque a su juicio el resultado del refrendo llegó tras una campaña de desprestigio de la oposición que utilizó aspectos controvertidos de la vida privada del presidente.
Tras perder el referéndum, el oficialismo recurrió al Tribunal Constitucional de Bolivia, que en noviembre del año pasado le dio la razón al entender que la Convención de Americana de los Derechos Humanos suscrita por el país prima sobre la propia Constitución y la ley electoral bolivianas.
Con este fallo en base al derecho de un gobernante a ser elegido y del pueblo a elegirlo, Morales puede concurrir de forma indefinida a la reelección y el pasado diciembre fue proclamado candidato del MAS para las elecciones de 2019.
El mismo tribunal ya autorizó a Evo Morales a presentarse en el 2014 a un tercer periodo, al fallar que su primer mandato del 2006 al 2009 no cuenta porque el país se refundó con la Constitución del 2009.