En la expedición, liderada por Conservación Internacional y la Alcaldía de La Paz, participaron cerca de una veintena de biólogos y científicos que exploraron durante 14 días la localidad rural de Zongo, a unos 73 kilómetros de la ciudad de La Paz.
Una noche mientras armaban sus carpas, los biólogos escucharon el “canto” distinto de una rana que no podían divisar, pero que lograron ver al mover un poco las hojas y el musgo del lugar, contó el biólogo alemán Steffen Reichle.
Esta “rana liliputiense”, del género Noblella, mide aproximadamente 10 milímetros, es de color café con manchas negras, se encuentra bajo las gruesas capas de musgo del bosque y por su tamaño ha sido como encontrar “una aguja en un pajar”, comentó el biólogo.
La diminuta rana es considerada candidata nueva para la ciencia porque su canto es distinto, tiene “otras puntuaciones” en los dedos y el patrón en la espalda es diferente a la de otras del mismo género, explicó.
En la expedición lograron encontrar tres ejemplares de estas ranas y actualmente están haciendo las revisiones y comparaciones con otros anfibios, además de pruebas genéticas.
Los científicos estiman que este anfibio puede llegar a ser la rana más pequeña de Los Andes y probablemente uno de los vertebrados más diminutos, pero para confirmar esto deben hacer los estudios y comparaciones necesarias.
Zongo se caracteriza por tener una diversidad de pisos altitudinales que van de 600 a más de cuatro mil metros de altitud, donde se produce energía hidroeléctrica y ha sido muy poco explorado en cuanto a la riqueza de su biodiversidad, según información de Conservación Internacional.
La expedición también registró una veintena de especies que son candidatas nuevas para la ciencia que van desde una víbora venenosa que utiliza las fosas en su cabeza para detectar a sus nuevas presas, explicó el director ejecutivo de Conservación Internacional en Bolivia, Eduardo Forno.
También los científicos registraron una culebra, a que llamaron “la culebra boliviana”, porque presenta los colores rojo, amarillo y verde de la bandera nacional.
Además, descubrieron cuatro nuevas especies de mariposas, de las cuales dos se alimentan del néctar de las flores y también registraron cuatro tipos de orquídeas, incluida una cuyos pétalos parecen imitar a un insecto.
La expedición considera asimismo una nueva especie para la ciencia a un tipo de bambú que es muy utilizado por algunas comunidades indígenas para fabricar instrumentos musicales.
Los científicos, además de registrar nuevas especies, encontraron algunos ejemplares de cuatro especies que se creían extintos en el lugar y que por varias décadas dejaron de ser documentados, sostuvo Forno.
Es el caso, por ejemplo, de la rana “ojos de diablo”, un anfibio negro de ojos rojos cuyo último avistamiento fue hace dos décadas, pero que en esta exploración lo volvieron a encontrar.
También está una mariposa que fue “redescubierta” después de 98 años, que al parecer vive únicamente en el valle de Zongo y fue capturada mediante una malla cilíndrica.
El equipo de científicos está contento con los hallazgos en su expedición, en la que en total registraron mil 700 especies que viven en Zongo.
“Estos descubrimientos demuestran la importancia y la riqueza que tiene el valle de Zongo y también el valor de conservar el patrimonio de todo un planeta”, señaló Forno.
Además, enfatizó que estos hallazgos tienen un alto valor al ser un lugar tan cercano a la ciudad de La Paz en el que habitan varias especies incluso endémicas, por lo que su conservación es importante.
“El siguiente paso es pensar en el valle de Zongo como un paisaje sostenible”, manifestó Forno.
Con la información científica de la expedición la Alcaldía de La Paz colaborará en la conservación de este ecosistema, según Conservación Internacional.
En la expedición participaron también la subalcaldía de Zongo, el Museo Nacional de Historia Natural, el Herbario Nacional de Bolivia, la Colección Boliviana de Fauna y el Museo de Historia Natural, entre otras instituciones.