“Recibimos solamente a los que piden refugio para México, no podemos hacer una antesala con los que quieren llegar a Estados Unidos”, aseveró tras explicar que en el encuentro de ayer los secretarios estadounidenses pidieron que los indocumentados estén aquí mientras siguen su “proceso legal allá” .
“No los vamos a recibir, no los pueden dejar ahí en los límites porque nosotros los tendremos que rechazar, no hay posibilidad de que sean recibidos por parte de México”, insistió.
Por ejemplo, los tres mil 675 haitianos que están en las ciudades fronterizas de Tijuana y Mexicali, en el noroccidental estado de Baja California, “no quieren un proceso de refugio con nosotros”, sino con Estados Unidos, indicó Osorio.
“Están ahí porque había un preacuerdo de que iban a pasar a Estados Unidos, (pero) hoy no lo hay” y “estamos viendo cómo regresarlos a sus países”, añadió.
Para poder quedarse en EE.UU., muchos centroamericanos tramitan peticiones de asilo y alegan que han sufrido persecución en sus países y temen por su vida, por ejemplo, debido al hostigamiento de las maras o pandillas, que reclutan a los jóvenes y exigen el pago de un impuesto en las zonas bajo su influencia.
Según altos funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), el plan es que en vez de esperar en EE.UU. en un centro de detención para indocumentados, los extranjeros aguarden el resultado del largo proceso de petición de asilo en territorio mexicano.
“No significa que esas personas sean deportadas a México, sino que lo que se le permite al Departamento de Seguridad Nacional es hacer que esa persona espere en México. Han atravesado México, así que tienen permiso de alguna forma para llegar hasta EE.UU.”, explicó esta semana un funcionario del DHS, que pidió el anonimato.
La idea es que los inmigrantes puedan ir a un puesto de entrada en la frontera entre México y EE.UU. para tramitar su caso e, incluso, comparecer ante un juez de inmigración en una “corte de entrada”, ya sea físicamente o mediante teleconferencia.
En los últimos años, se ha incrementado de manera exponencial la llegada a EE.UU. de inmigrantes indocumentados de Centroamérica, especialmente de El Salvador, Honduras y Guatemala, que huyen de la violencia o la falta de oportunidades.
Si bien México concede a algunos indocumentados por razones humanitarias permisos de tránsito para que lleguen a la frontera norte, en el 2016 deportó a 187 mil 259 extranjeros, la mayoría centroamericanos, cifra mucho mayor que la de EE.UU., poniendo así freno a la migración ilegal.
México asegura ser ahora más de tránsito que de origen de la diáspora hacia el norte, por lo que la atención al parecer se centrará en el llamado Triángulo Norte, para generar oportunidades económicas y frenar así la salida de centroamericanos.
Tras la reunión con los secretarios de EE.UU., el canciller mexicano, Luis Videgaray, anunció que los gobiernos de ambos países acordaron celebrar una reunión con varios países de la región para abordar el fenómeno migratorio y buscar políticas de desarrollo que desincentiven el éxodo de personas.