El exmarine Brian Riley, vestido con ropa de combate, atacó a la familia en Lakeland, Florida, el domingo recién pasado, sin que se conozca el motivo. La pequeña permanece en un hospital de Tampa y su condición es estable, aunque en un comunicado de la familia de la pequeña explicó que la niña ha sido sometida a cuatro cirugías debido a 10 heridas de bala.
Las autoridades informaron que la pequeña dijo a los detectives del condado: “Creo que estoy viva porque me hice la muerta y recé”, según describió el sheriff Judd el pasado martes.
Además, el exinfante de Marina Bryan Riley deliraba acerca de que en la casa había traficantes sexuales, según dijo este jueves el alguacil de la zona donde sucedieron los hechos el pasado fin de semana.
El alguacil de Polk, Grady Judd, informó este jueves en una rueda de prensa de las últimas novedades de un caso que ha causado conmoción y aún está bajo investigación.
“No había en esa casa ninguna víctima de delitos sexuales”, subrayó Judd al mencionar las razones que, según la confesión de Riley a la policía, le llevaron hasta la residencia de los Gleason.
Riley, un excombatiente en Irak y Afganistán de 33 años, está preso sin fianza y acusado de más de una decena de cargos, incluyendo cuatro de asesinato en primer grado por la muerte de Justice Gleason, de 40 años, su esposa, de 33, el hijo de ambos, de tres meses, y una abuela del niño de 62 años.
A primeras horas del pasado domingo Riley, que confesó ser el autor de la matanza cuando fue llevado a un hospital, pues resultó herido en un enfrentamiento con la policía, se personó armado y drogado con anfetaminas en la casa de Gleason de Lakeand, en la que entró tras romper un cristal de un disparo.
Disparó y mató al perro de la familia y luego a las personas que encontró a su paso, todas las que se encontraban en la casa salvo la niña de 11 años, que recibió 10 balazos, pero se hizo la muerta y se salvó.
Después sostuvo un enfrentamiento a tiros con los policías que acudieron a la casa de los Gleason alertados por los vecinos.
Según Judd, Riley, al que calificó como un “absoluto cobarde”, hizo más de cien disparos en la casa y no ha mostrado “remordimiento alguno” por sus crímenes.
Con información de EFE