Broyard también había adelanto que la muerte del astro del fútbol se produjo “a las 12 horas” del mediodía (hora de Argentina) y que en su muerte “no se advirtió ningún signo de criminalidad ni de violencia”.
La autopsia de la estrella del futbol argentino duró aproximadamente tres horas. Al finalizar, los médicos llegaron a la conclusión de que había fallecido por una insuficiencia cardíaca aguda, congestiva y crónica, que le generó un edema agudo de pulmón; es decir: un paro cardiorespiratorio.
Media docena de médicos forenses y un perito participaron el procedimiento. Antes de hacerlo, el equipo de profesionales pidió autorización a la familia. La cual accedió.
La autopsia comenzó a las (19.30 horas local de Argentina) y se extendió hasta las 22.30.
Mientras le realizaban la autopsia al difunto “10” cientos de fanáticos que rodeaban el hospital gritaban “el que no salta es un inglés” como si Maradona estuviera entrando a la cancha.
El fiscal Broyad también dispuso el armado de un grupo de trabajo conformado por fiscales, quienes estuvieron en en el barrio privado San Andrés, donde Maradona vivía desde que fue operado. Un equipo se dedicó a tomar testimonios en la Fiscalía de Benavídez, mientras otro grupo se dirigió al Hospital de San Fernando para presenciar la autopsia.
Según los testimonios recogidos, el último que vio a Maradona con vida fue su sobrino, el martes 23 de noviembre.
Maradona murió cuando permanecía en una residencia del complejo Nordelta, distrito de Tigre, 40 km al norte de Buenos Aires. Se encontraba en recuperación tras ser dado de alta luego de una cirugía a la que fue sometido para extraerle un hematoma de la cabeza.