En el peor de los escenarios, el estudio advierte de que los peces emigrarán un 65% más rápido, lo que traerá consecuencias para la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas.
El estudio, publicado este jueves por Science, destaca la necesidad de limitar las emisiones de gases perjudiciales y ayudar así a reducir el impacto del aumento de las temperaturas atmosféricas y la acidificación de los océanos.
“Todas las especies y recursos que obtenemos de los océanos se verán afectados”, indicó el profesor William Cheung de la Universidad de Columbia Británica y codirector del Programa Nereus, sobre el futuro de los océanos.
Aunque la Humanidad aún está a tiempo para “reducir de manera significa” esos impactos negativos “cuanto más esperemos menos y menos opciones habrá”, alertó el experto.
El estudio, realizado en el marco de la Iniciativa Océanos 2015, en la que participan investigadores de Europa, Australia, Estados Unidos y Canadá, analiza el impacto del cambio climático en la industria pesquera y en las principales comunidades costeras que depende en gran medida de los recursos de la pesca.
“Mirando la superficie del océano no se pude decir que esté cambiando mucho”, señaló Rashid Sumaila, coautora del estudio, quien recordó, sin embargo, que los mares están “estrechamente ligados a los sistemas humanos y hay comunidades a las que estamos poniendo en alto riesgo”.
Los expertos sugieren que es necesario adoptar medidas para proteger los ecosistemas marinos y ayudar a las comunidades que viven de ellos a adaptarse, ofreciéndoles educación y oportunidades para diversificar sus opciones de vida.
Además, advierten de que aunque en algunas regiones puede producirse un incremento de la biomasa de peces, “puede ser solo temporal si continúan las emisiones de dióxido de carbono”.
Los peces tendrán que emigrar o morir si no se ataja el calentamiento global http://t.co/tHnYwe2Pav pic.twitter.com/FjW8LwruNY
— Globovisión (@globovision) July 2, 2015