El próximo vicepresidente Mike Pence, es un político ultraconservador y creacionista, que ha rechazado en al menos una entrevista la teoría de la evolución de Darwin sobre la que se fundamenta la biología moderna.
“Hay miedo por que la infraestructura científica estadounidense sea humillada”, asegura Robin Bell, geofísica en la Universidad de Columbia de Nueva York sobre el recorte que puede sufrir el presupuesto destinado a la investigación y la falta de contratación de talentos extranjeros.
La alarma gira sobre todo entorno al clima, porque el magnate inmobiliario declaró que no cree que los humanos sean responsables del calentamiento global.
Para él, se trata de “un complot de China” en contra de Estados Unidos, por lo que prometió sacar a su país del acuerdo de París.
“Si Trump cumple sus promesas de campaña, será difícil mantener el alza de las temperaturas del Planeta bajo los niveles peligrosos”, explica Michael Mann, director del Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Pensilvania (ESSC).
Una década perdida
Estados Unidos es el segundo país que más gases de efecto invernadero emite, después de China.
John Abraham, profesor de Ingeniería Mecánica en la Universidad St. Thomas de Minnesota, considera que la victoria de Trump “costará al menos una década” en términos de lucha contra el calentamiento global.
“Estudio el aumento de las temperaturas en los océanos y el equilibrio térmico de la Tierra y los datos saltan a la vista”, señala en un correo electrónico.
El científico estima que “la única forma de poder evitar peores efectos del cambio climático es aplicar lo antes posible las medidas tomadas por (el presidente Barack) Obama”.
A principios de octubre, unos 400 científicos -entre ellos 30 premios Nobel- criticaron en una carta abierta al candidato republicano por decir que apartaría a Estados Unidos del acuerdo de París sobre el clima.
“Un Parexit daría una señal clara al resto del mundo de que a Estados Unidos no le importa los problemas del calentamiento provocado por las acciones de los humanos”, escribieron.
“Las consecuencias de una decisión como ésta serán graves y se prolongarán en el tiempo”, afirmó el grupo de expertos.
Trump desinformado
“Claramente, Trump no está informado sobre muchas cosas y sobre el clima no sabe que es grave”, apunta Rush Holt, director general de la Asociación Estadounidense para el Desarrollo de la Ciencia (AAAS, en inglés), la organización científica más grande del mundo que publica sus descubrimientos en la prestigiosa revista Science.
Es preocupante, cuenta en una entrevista, que el presidente electo haya incluido a Myron Ebell, un escéptico sobre el cambio climático, en su equipo de transición y que su nombre suene para dirigir la Agencia de Protección del Medioambiente (EPA, en inglés).
Obama utilizó precisamente esta institución para imponer una reducción de las emisiones de carbono, principalmente en centrales eléctricas.
Pero realmente “no sabemos lo que piensa Trump sobre el calentamiento” u otros temas científicos ya que sus declaraciones son contradictorias, subraya Holt, exrepresentante demócrata en la cámara baja.
De hecho, el magnate pidió un permiso para construir un muro con el objetivo de proteger su terreno de golf en Irlanda de los efectos del calentamiento global.
“Puede que vea el problema de otra forma si se le habla de cambio climático en términos económicos y no desde una perspectiva de política nacional e internacional”, sugiere el científico.
El espacio es por ahora el único sector científico por el que Trump ha manifestado su total apoyo.
“La observación desde el espacio y la exploración más allá de la órbita terrestre deberían ser prioridades”, afirmó en respuesta a una pregunta de ScienceDebate.org.
Protestas
En tanto, decenas de personas fueron arrestadas la noche del sábado en varias ciudades de Estados Unidos, como Indianápolis (Indiana) y Portland (Oregón), donde las manifestaciones contra el triunfo electoral de Donald Trump acabaron en violencia, cristales rotos y gases lacrimógenos.
El grito de “Not my president” (No es mi presidente) retumbó el sábado por cuarto día consecutivo en una treintena de ciudades de Estados Unidos, como Nueva York, Washington y Los Ángeles, donde las manifestaciones discurrieron de manera pacífica entre velas, pancartas y canciones.
Sin embargo, ya en la madrugada del domingo, las protestas se tornaron violentas en Portland, donde los manifestantes volvieron a las calles a pesar de que las autoridades locales les habían pedido que se quedaran en casa debido a los disturbios de la noche anterior, cuando un hombre resultó herido de bala.
Los manifestantes cortaron el tráfico de las calles, lanzaron botellas y rompieron los cristales de algunos comercios, a lo que los uniformados respondieron con gas lacrimógeno, según narró en su cuenta de Twitter la Policía de Portland.
En Twitter, la Policía local indicó que “docenas” de personas han sido arrestadas y aprovechó para colgar la foto de un hombre detenido, de espaldas, con las manos atadas y que vestía un disfraz de Pikachu, una de las criaturas más famosas de la franquicia Pokémon.
“Uno de los trajes más interesantes vistos en una persona que fue arrestada esta noche”, destacó la Policía local en su Twitter.
Otro de los “puntos calientes” del mapa de los disturbios fue Indianápolis, donde siete personas fueron detenidas y dos policías resultaron heridos después de que “los manifestantes arrojaran piedras”, informó el jefe de la Policía local, Troy Riggs.
Riggs aseguró que algunos de los manifestantes “han llegado de fuera de la ciudad” para instigar a la violencia y que, de hecho, varias personas profirieron amenazas contra los agentes con cánticos como “mata a la policía”.
En el resto del país, las manifestaciones se repitieron de manera pacífica y tuvieron lugar, sobre todo, en bastiones demócratas, donde la candidata presidencial, Hillary Clinton, ganó este martes a Trump con amplios márgenes.
Mientras se repiten las protestas, Trump continúa manteniendo reuniones con estrechos colaboradores en la Trump Tower de Manhattan con vistas a la formación del Gobierno que le acompañará en la Casa Blanca, donde entrará por primera vez como presidente el próximo 20 de enero.