Algunos, como la brasileña Dilma Rousseff y el mexicano Enrique Peña Nieto, se contentarían ciertamente con dejar que los demás atraigan la atención y sin duda ceder un espacio al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, para que provoque a Estados Unidos tras las recientes sanciones contra altos funcionarios venezolanos.
Otros aliados de Venezuela, como el ecuatoriano Rafael Correa, el boliviano Evo Morales o el nicaragüense Daniel Ortega seguirán el paso de su aliado venezolano, con consecuencias preocupantes para el desarrollo de la cumbre.
“Esto jugaría en contra de una cumbre tranquila e ilustrada, ya que tradicionalmente el mejor medio de desviar la atención de los asuntos políticos internos es confrontar con Estados Unidos”, explica Eric Farnsworth, vicepresidente del foro Consejo de las Américas.
“Es lo que generalmente hacen muchos jefes de Estado, y considerando que actualmente se encuentran en situaciones internas delicadas, la ocasión es perfecta para aferrarse al tema (de Venezuela) aunque no crean totalmente en ello”, agrega este experto.
– Una larga lista de dificultades –
Reelegida en octubre último tras haber enfrentado una ola de protestas sociales por los elevados gastos del gobierno en ocasión del Mundial 2014, Rousseff está hoy salpicada por un escándalo de corrupción.
El caso, ocurrido en el gigante petrolero Petrobras y en el que están involucrados varios dirigentes de su partido, ha provocado manifestaciones masivas contra la presidenta, actualmente en caída libre en los sondeos de opinión y enfrentada a un riesgo de recesión económica en el 2015.
En México el presidente Enrique Peña Nieto tiene los niveles más bajos de popularidad tras la desaparición a fines septiembre de 43 estudiantes, entregados por la Policía local a un grupo criminal y luego masacrados, según las autoridades.
Además, la prensa también reveló a fines de 2014 que la esposa del presidente había adquirido una residencia evaluada en cuatro millones de dólares a una empresa con contratos con el Estado.
Por su parte, la presidenta argentina, Cristina Kirchner, fue objeto de acusaciones y manifestaciones tras la muerte aún no resuelta del fiscal Alberto Nisman en enero. Este último acusó a la presidenta de haber encubierto a funcionarios iraníes en la investigación sobre un mortal atentado antijudío en 1994 en Buenos Aires.
Otra presidenta, la chilena Michelle Bachelet, eligió no viajar a Panamá tras un escándalo financiero que involucra a su hijo y que afecta su credibilidad y suscita rumores de dimisión. Las graves inundaciones en el norte del país la decidieron a renunciar a viajar a Panamá.
“Realmente es una lástima, porque Chile es uno de los actores más constructivos en la región”, lamentó Ted Piccone, exasesor diplomático de la administración de Bill Clinton.
– Una pausa efímera –
En un momento en el que algunos seguirán la vía de Maduro, Venezuela podría causar varios problemas al cubano Raúl Castro, quien se reunirá durante la cumbre con su homólogo estadounidense, Barack Obama, en el marco de su acercamiento histórico anunciado en diciembre.
“Cuba se encuentra en una situación difícil”, señala Piccone. La Habana “apoyará a Venezuela (…) pero al mismo tiempo espera enfocarse en el acercamiento con Estados Unidos.”
En cuanto a los que intenten desviar la atención de sus problemas durante la cumbre, corren el riesgo de verse enfrentados a la realidad cuando regresen a casa, advierte el experto.
“Pienso que simplemente serán vistos (por sus compatriotas) como un presidente cualquiera en una cumbre cualquiera, sin ningún impacto sobre sus vidas, lo que los hace aún más intrascendentes”, afirma Piccone.