Los grupos, entre ellos la Alianza Puente Haitiana, Familias por la Libertad y los Abogados en Luisiana de Inmigrantes Detenidos, denunciaron los supuestos abusos ante la Oficina de Libertades y Derechos Civiles del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS).
“Me advirtió que iba a torturarme. Al día siguiente volvió, trató de forzarme a que firmara y yo me negué. Me apretó el cuello contra el piso y yo le rogué ‘por favor, no puedo respirar”. Testimonio de uno de los agraviados.
Los ocho hombres se hallaban detenidos en el Centro Correccional del Condado Adams, un sitio de detención operado por una firma privada en Natchez (Misisipi), cuando fueron sometidos a coacción entre el 27 y el 28 de septiembre, según la denuncia.
Uno de los camerunenses, que ha pedido asilo y fue identificado sólo con las iniciales D.F., sostuvo en la denuncia que un agente del ICE trató de forzarlo a firmar una orden de deportación, a lo que él se negó porque tiene “miedo de volver” a su país.
“Me advirtió que iba a torturarme. Al día siguiente volvió, trató de forzarme a que firmara y yo me negué. Me apretó el cuello contra el piso y yo le rogué ‘por favor, no puedo respirar”‘, debido a lo cual perdió la circulación sanguínea, y lo llevaron, con las manos sujetas a la espalda, a un lugar “donde no había cámaras”.
Sofia Casini, directora de Estrategias de Visita en Libertad para Inmigrantes, sostuvo que “estos son relatos de primera mano de tortura a manos del ICE y de los guardias que trabajan para compañías carcelarias privadas”.
“Dado que nadie usa identificaciones con nombres cuando están torturando es imposible saber si es la misma persona que ese mismo día le facturó los dedos a alguien”, añadió Casini.
“El ICE permite que esto ocurra con plena impunidad. Cuando tengamos nuestros juicios de Nuremberg tendrán que responder por lo que sabemos que está ocurriendo”, agregó.