Eso nos lleva, dijo Puig, “a situaciones como las que estamos viviendo, que son realmente insoportables”: la brutal violación y asesinato en Argentina de Lucía Pérez, de 16 años, a comienzos de este mes, o la violación colectiva, en mayo pasado, de otra joven de 16 años en Brasil, donde además imágenes de la agresión fueron difundidas en las redes sociales por uno de los involucrados.
A esos casos de alto impacto se suma el asesinato en febrero pasado en Ecuador de dos jóvenes turistas argentinas, Marina Menegazzo, de 21 años, y María José Coni, de 22 años, crimen por el que fueron condenados dos ecuatorianos a 40 años de prisión.
Plan, una organización no gubernamental presente en 71 países y con más de 80 años de trabajo, está “sumamente preocupada por el incremento de violencia de género y hacia las niñas en diferentes niveles: sexual, feminicidio. Esto está atravesando a toda América Latina y el Caribe y no es nuevo”, aseguró Puig.
La especialista en materia de género sostuvo que el fenómeno está muy vinculado tanto a la “extrema desigualdad y pobreza” que existe en la región, como “a la falta de reconocimiento de que las niñas son seres humanos que tienen derechos y que tiene cosas que decir”.
La situación se expresa de distintas maneras: “está la violencia sexual, con niñas de 10 años violadas, muchas veces en el seno de sus familias, embarazadas y obligadas a seguir adelante con ese embarazo, a tener un parto que las pone en riesgo y luego la sociedad no se ocupa de ellas ni de sus niños”, dijo Puig.
“Lo vemos también en los casos de violaciones colectivas, como el caso de Brasil, (pero) esto ocurre en todos los países, y está vinculado a la fuerte impunidad que hay”, ya que “muchas de las veces no son juzgados” los violadores.
Reina la impunidad
La impunidad está ligada a que “muchas de las víctimas sobrevivientes tienen miedo a denunciar”, o que a “cuando llegan a los servicios públicos no les creen, ya que evidentemente los funcionarios no están formados en temas de género y realmente contribuyen a seguir ejerciendo violencia contra estas niñas”.
Y, añadió la asesora de Plan, cuando la niña víctima “sí denuncia, las penas (contra los responsables) son mínimas, y estos hombres reinciden”.
“Esto es algo que nos preocupa muchísimo actualmente y que definitivamente ocurre en todos los niveles, no solo en el espacio público si no también dentro de los hogares, la violencia sexual, el abuso sexual (…) realmente la situación es insostenible”, sostuvo Puig.
En ese escenario, la ONG destaca que es “fundamental y clave desarrollar programas para empoderar a las niñas, para que conozcan sus derechos y fortalezcan su autoestima, de manera que puedan desenvolverse en los espacios públicos y privados con herramientas que les permitan defenderse”.
También “es clave trabajar con los gobiernos, para que reconozcan la realidad de las niñas, las escuchen y tengan políticas públicas, protocolos específicos para ellas en temas muy concretos como la violencia, el embarazo, que está muy vinculado a esa violencia; y el matrimonio forzado”, aseveró Puig.
Plan lanzó, en el marco de la celebración el pasado día 11 del Día Internacional de la Niña, un estudio que deja ver la carencia de datos estadísticos oficiales que revelen la realidad de esa población en el mundo.
“Pocos Estados cuentan cuántas (niñas) abandonan la escuela debido al matrimonio precoz, el embarazo temprano, o la violencia sexual”, indicó el estudio “Contando lo invisible: Usar los datos para transformar las vidas de las niñas y mujeres hasta el 2030”.
La inexistencia o la inexactitud de los datos sobre las niñas pone en riesgo el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible del 2030, alertó la ONG.
“El bienestar, los derechos humanos y el empoderamiento de los mil cien millones de niñas del mundo son fundamentales para cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, dijo la ONU a propósito del Día Internacional de la Niña 2016.