“Creo que es muy importante que hoy, en este momento tan difícil, alguien les diga que son muy importantes”, afirmó a la AFP Kordian Szwarc.
“Sabemos que sus hombres están muy, muy lejos de aquí y que no hay nadie para decirles que son importantes y bellas. Esa es mi misión hoy”, agregó.
“Es la primera vez que tengo la impresión de vivir un día especial”, agradeció con una gran sonrisa Lilia Kysil, una estudiante de 22 años, que residía en Kiev antes de la invasión rusa.
“Gracias por traernos emociones lindas”, continuó, junto a su madre y su hermana.
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Según la ONU, ya son dos millones de personas las que han huido de Ucrania desde el inicio de la invasión rusa el 24 febrero.
Dentro del propio país, soldados voluntarios regalaban también tulipanes a las mujeres que pasaban cerca de algunos puestos de control en Kiev, constató un corresponsal de la AFP.
“Contra la guerra”
En Madrid, donde estas manifestaciones suelen ser multitudinarias, miles de personas convirtieron el centro de la capital española en un mar morado, el color del feminismo, con pancartas que pedían la igualdad y contra la violencia machista, pero también con frase que decían “Stop Putin” o “No a la guerra”.
Entonando lemas como “Patriarcal y capital, criminal”, marcharon frente a la sede de la alcaldía de Madrid, iluminada con luces moradas para marcar la ocasión.
Otras 15 mil personas, según la policía local, recorrieron el centro de Barcelona (noreste) con prendas y carteles morados en un clima festivo que recordaba a las concentraciones previas a la pandemia, pese a que todavía se veían algunas mascarillas.
Otras ciudades europeas fueron escenario de manifestaciones, como París, donde unas 35 mil personas, según los organizadores, marcharon contra la violencia sexista y por la igualdad salarial.
Tras la pancarta de la cabecera, que pedía un “levantamiento feminista por la igualdad”, las manifestantes portaban pancartas en las que se podía leer “ni las mujeres ni la tierra son territorios de conquista”, o “feminismo indignado, no pienso dejarme hacer”.
Antes del comienzo de la manifestación, las militantes leyeron una carta escrita por “feministas rusas” llamando a los defensores de las mujeres del mundo entero a “tomar posición contra la guerra”.
En Atenas, unas dos mil personas, según la policía, protestaron contra la “mentalidad patriarcal” y los feminicidios.
Marchar pese a la violencia
También en América Latina comenzaban a registrarse movilizaciones, como en Guatemala, donde cientos de mujeres salieron a las calles de la capital y otras ciudades para exigir el fin de la violencia y la corrupción, y demandaron justicia al cumplirse cinco años de la muerte de 41 niñas durante un incendio en un albergue estatal.
En Asia, algunos miles de mujeres se reunieron el martes en las grandes ciudades pakistaníes como Islamabad, la capital, Karachi, la gran metrópolis del sur, o Lahore, la capital cultural, donde las autoridades intentaron sin éxito suspender el evento.
En una sociedad que sigue siendo muy conservadora y patriarcal, las marchas del 8 de marzo enfrentan muchos obstáculos desde su primera edición, en 2018, incluso violencia.
“Participo en la marcha cada año” y este era particularmente importante, ya que “tuvimos varios casos recientemente en los que quienes fueron violentos con mujeres se fueron sin consecuencias”, indicó desde Lahore Sairah Khan, una estudiante universitaria de 23 años.
En Afganistán, el 8 de marzo se celebró bajo una gran discreción ya que las militantes feministas viven con el fuerte temor de ser detenidas por el nuevo régimen talibán que arrasó con los 20 años de progresos conquistados tras su regreso al poder el pasado 15 de agosto.
“Los talibanes nos quitaron el cielo y la tierra”, lamentó a la AFP una militante del grupo Unidad y Solidaridad Mujeres, bajo condición de anonimato.