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Las bestiales torturas del hombre condenado a 31 años por matar a su hijastra en Argentina

Sofía Neira, de 3 años, sufrió abusos sexuales, quemaduras de cigarrillo, duchas de agua helada, heridas en las plantas de los pies y hasta una de sus orejas desprendidas.

Estas fueron algunas de las torturas sufridas por la víctima durante cuatro meses en el 2019.

Infobae informó que los causantes del martirio de la menor fueron una mujer identificada como Janet Neira, de 28, condenada a 24 años de prisión luego de admitir su culpabilidad y Marcos Nicolás González, el padrastro de la víctima, quien el miércoles 16 de septiembre fue condenado a 321 años y seis meses de cárcel; sin embargo, sostiene que es inocente.

La condena fue dictada a través de videoconferencia por el tribunal de juicio de Río Negro, Argentina, integrado por los jueces Laura Pérez, Oscar Gatti y Verónica Rodríguez.

De acuerdo con la sentencia, el padrastro de la menor ejerció “variados mecanismos de producción de las lesiones que presentaba la niña” y en ese sentido destacó “la distribución de esas lesiones prácticamente en todo su cuerpo y los actos vejatorios y humillantes que rodeaban a aquellos golpes”.

Aunque, la explicación judicial del brutal sometimiento contra la víctima, y en especial por González, se queda corta.

Sofía fue víctima durante los meses que convivió con su padrastro de una serie de torturas, violencias y vejámenes pocas veces visto en casos de maltrato infantil en la historia penal argentina.

La publicación añade que en diálogo con Infobae, la fiscal del caso, Belén Calarco, se mostró conforme con la sentencia, aunque ella había pedido que el hombre fuera condenado a 39 años.

“Creemos que el fallo está bien fundado, pese a algunas pequeñas diferencias, pero en líneas generales consideramos que está bien y mantuvo muchos de los fundamentos que expresó la Fiscalía durante el juicio de cesura”, afirmó.

La imputación contra González es extensa, pero describe, al menos legalmente, la brutalidad del hombre en detrimento de la hija de su pareja.

El sentenciado deberá pasar los próximos 31 años encerrado por los delitos de lesiones leves calificadas por violencia de género, reiteradas en un número indeterminado de veces; abuso sexual gravemente ultrajante, reiterado, doblemente calificado por el vínculo y por la convivencia preexistente.

También corrupción de menores agravada por la edad de la víctima y por ser el autor persona conviviente, desobediencia a una orden judicial y abandono de persona seguida de muerte.

Los jueces también consideraron “como dato insoslayable” la edad de la víctima, a quien consideraron, “totalmente vulnerable y dependiente”.

Además, destacaron el rol de poder que jugó el padrastro desde el momento en que llegó al hogar de Sofía.

A decir de los jueces, el hombre se aprovechó del “marco de confianza generado hacia la madre para ejercer claro poder sobre los niños”, y generar un “total aislamiento del grupo familiar, evitando cualquier posibilidad de pedir auxilio y amedrentando a las personas que intentaron defender a la niña en las semanas previas a su muerte”.

Por eso consideró como agravante que la agresividad fue “sistemática” durante los meses de convivencia con la niña, y resaltó la “escalada de violencia” y el “sufrimiento sostenido” que produjo.

Conductas perversas

Agrega: “La vida -de la víctima- fue razonablemente normal hasta la aparición en su vida de González (en octubre de 2018), lo que implicó un cambio negativo y la instalación de conductas perversas en la vida de todos los integrantes del grupo familiar”, señalaron los magistrados.

Sobre este punto la fiscal Calarco coincide en que el papel que tuvo el hombre durante los cuatro meses de convivencia fue determinante para la muerte de Sofía.

Sin embargo, no se olvidó de la responsabilidad que le atañe a Neira, la mamá de la víctima, quien fue partícipe necesaria para que todo ocurriera.

“No es que la mamá fuera víctima de su pareja. De hecho, no se comprobó la violencia de género. Ella, en realidad, fue igualmente violenta, solo que es como si hubiese sido un poco menos mala que él”, graficó la fiscal.

Infobae añade que en un diálogo previo que mantuvo con la fiscal Calarco, cuando fue condenada Neira, esta dio cuenta del infierno sufrido por la nena.

La hicieron pasar hambre, frío y la hicieron dormir parada. Le cortaron el pelo y en algunas partes la dejaron sin cabello.

La funcionaria recordó que fueron muchas más las lesiones y los mecanismos de castigo contra la nena, aunque lo que más la sorprendió, es que ocurrieron entre octubre de 2018 y enero de 2019.

“Es impresionante el deterioro de la nena y en solo cuatro meses. Observamos fotos de antes de la llegada de González a la casa y Sofía era una nena hermosa, con una linda piel, con su pelo largo. Después fue brutal. Tenía agujeros en la cabeza, el pelo arrancado y lesiones por todo el cuerpo”, informó la fiscal.

Le pegaba con una manguera en la cara. Recuerdo otra vez cuando quisieron arrancarle la oreja. No una sino varias veces. Es algo que nunca vi”, describió con dureza.

La fiscal Calarco contó que a pesar de que se comprobó todo lo que le hicieron a la menor durante esos meses, el padrastro jamás admitió su culpabilidad. De hecho, se mostró desafiante durante el debate y hasta llegó a decir que fue él la víctima de la justicia al acusarlo del crimen de Sofía.

Otro dato aportado por la funcionaria sobre González es que se trata de una persona instruida, que tenía un empleo formal- trabajaba para una empresa de riego- que siempre fue consciente de lo que hizo.

Así lo reseñaron los jueces en su fallo condenatorio. “Es un hombre que tiene las herramientas necesarias para valorar lo disvalioso de su conducta, presenta una personalidad agresiva y violenta y mantuvo una clara actitud de indiferencia ante los médicos que le informaron la gravedad irreversible que presentaba la niña cuando fue internada”, precisaron los jueces.

Sofía murió el 1 de febrero de 2019. Fue ingresada a un hospital de la localidad de Lamarque por un fuerte dolor abdominal pero debido a la gravedad del cuadro, médicos descubrieron que la menor padecía una severa peritonitis.

A partir de ahí y las observaciones de los especialistas, se dieron cuenta de que no era una simple enfermedad. Esa patología fue ocasionada por los golpes de Neira y González.

 

 

ESCRITO POR:

Óscar García

Periodista de Prensa Libre especializado en periodismo comunitario e historias humanas con 12 años de experiencia.