Una encuesta del diario Reforma publicada esta semana otorga el 52 por ciento de las preferencias del voto a López Obrador, candidato del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), frente al 26 por ciento de Ricardo Anaya, del conservador Partido Acción Nacional (PAN).
Más abajo están José Antonio Meade, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) con 19 por ciento, y el independiente Jaime Rodríguez, con 3 por ciento.
El sondeo, que duplica la distancia que separaba a López Obrador de Anaya en encuestas previas, muestra que el líder de Morena se mantiene en cabeza después de sobrepasar dos techos electorales, primero el del 40 y ahora el del 50 por ciento.
La diferencia consistente en las encuestas demuestra la poca eficacia que han tenido las estrategias de ataque de las campañas del conservador y del oficialista, que han descalificado las propuestas del líder de Morena más que exponer sus propias ideas.
Sus equipos han tratado de restar importancia a la creciente brecha en los sondeos. El coordinador de la campaña de Anaya, Jorge Castañeda, aseguró que aunque en su equipo no ignoran los resultados de Reforma, es “temerario” asegurar que la elección del 1 de julio está definida.
“Esta encuesta y esta casa encuestadora me parecen más una parte de estrategia del equipo de López Obrador que un reflejo de la realidad”, dijo a su vez Armando Ríos Piter, vocero del equipo de Meade.
El politólogo Carlos Elizondo, académico de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey, señaló que “la tendencia del crecimiento de López Obrador viene desde enero”, y que “lo que sorprende más es que Anaya ha tenido una caída bastante importante”.
“Una sola encuesta, como una sola golondrina, no hace verano. Habrá que ver si próximas encuestas que midan fines de mayo y principios de junio corroboran esta tendencia”, manifestó.
De ser así, expuso, “lo que pareciera es que López Obrador ha ido logrando penetrar en zonas donde antes prácticamente no existía y Anaya no ha acabado de crecer en la parte sur y centro de ese país”.
El experto en economía política y prospectiva electoral aseveró que “las elecciones no están decididas hasta que se vote, pero parece que hay margen de probabilidad alta de que López Obrador gane”.
“La pregunta si gana es ¿con qué margen?, y si se llevará una, dos cámaras (del Congreso) o ninguna. Hay mucha incertidumbre, aun si lo damos por ganador”, acotó.
Por su parte, Alejandro Díaz, también politólogo y catedrático del Tecnológico de Monterrey, señaló que hay “islas de consenso” en medio del mar de información que surge de las encuestas.
“Si tomamos en cuenta los tres tipos de encuesta probabilística que hemos tenido en este año electoral, tanto las de Facebook como las telefónicas y de vivienda, el puntero (López Obrador) es el mismo. Esa es una primera isla de consenso”, dijo a Efe.
La segunda, según el especialista en encuestas, “es que la distancia promedio entre primero y segundo lugar es de doble dígito, no importando la casa encuestadora ni el método de recopilación de datos”.
Reconoció que todas las firmas encuestadoras tienen un sesgo por el diseño de muestra, pero descartó que ello signifique que los sondeos estén amañados.
“Son sesgos metodológicos. Puede ser que esos efectos terminen sobrerrepresentando o subrepresentando a una candidatura en particular, pero eso no quiere decir que la encuesta esté mal, o amañada”, explicó.
En contraste, Ivonne Acuña, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, consideró que la ventaja del aspirante de Morena es prácticamente irreversible, si bien el resultado de la votación depende de ciertos factores.
“Tendrían que pasar dos cosas para que ese triunfo fuera inevitable: la primera que no hubiera fraude, porque la tentación persiste e incluso hay llamados al ‘fraude patriótico'”, dijo la experta a Efe.
La segunda condición para que se concretara la victoria del izquierdista, sostuvo, es “que la gente que ha declarado su intención de voto (por López Obrador) el día de la elección salga a votar en la misma cantidad; que realmente haya una votación muy copiosa”.
“Si pudiéramos hablar de una democracia consolidada (en México) donde realmente se respetara el voto, casi podríamos asegurar que ese va a ser el resultado, a menos que, como en la pasada elección presidencial en Estados Unidos, Colombia o el Brexit en Reino Unido, la gente no estuviera diciendo lo que piensa”, advirtió.
Por tanto, “si no pasa nada extraordinario de aquí al 1 de julio, lo esperado es que gane López Obrador”, puntualizó.
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