El primer ataque se produjo en un barrio residencial del este de la ciudad, la noche del jueves, donde un camión bomba mató a 15 personas e hirió a más de 240, según el balance oficial. Los talibanes no lo reivindicaron, en sintonía con una política de no atribuirse acciones contra civiles.
En cambio, sí que reivindicaron un atentado suicida, que mató a 27 personas e hirió a otras 20 a la entrada de una academia de Policía y que desveló graves fallas de seguridad.
Menos de 24 horas después, los insurgentes lanzaron un ataque con disparos y explosivos contra Camp Integrity, una base cercana al aeropuerto de Kabul, donde están estacionadas fuerzas especiales estadounidenses, provocando nueve muertos.
“Un miembro (de la misión) Apoyo Decidido de la Otán y ocho contratistas civiles murieron” , informó la misión de la Alianza Atlántica en Afganistán en un comunicado, en el que no precisó las nacionalidades de los fallecidos.
Desde el retiro de Afganistán de la Otán en diciembre pasado, la Policía y el Ejército afganos están solos frente a la insurrección, presente en casi todo el país.
En el terreno, las fuerzas afganas todavía tienen el apoyo de 13 mil soldados de la Otán, pero son tropas destinadas a formar a sus colegas afganos.
Demostración de fuerza
Se trata de la primera oleada de ataques importantes desde la designación del mulá Ajtar Mansur al frente de los talibanes la semana pasada, en sustitución del jefe histórico de los insurgentes, el fallecido mulá Omar.
Estos atentados demuestran que los talibanes conservan su fuerza a pesar de los conflictos internos provocados por la sucesión, la primera en la historia del movimiento.
En la primera mitad del año, fuertemente marcada por la salida del contingente extranjero, la violencia contra los civiles dejó un saldo de mil 592 muertos y tres mil 329 heridos, según datos de la misión de Naciones Unidas en el país. Estos datos no incluyen a los policías y militares afganos muertos.
“Esta nueva ola de atentados es una táctica utilizada por la nueva dirección de los talibanes para mostrar que siguen estando operativos” , considera el experto en seguridad afgano Abdul Hadi Jaled.
“La muerte del mulá Omar ha dividido al movimiento y afectó la moral de sus tropas de base. Golpear Kabul con una ola de potentes ataques es una forma de mostrar su fuerza”, agregó.