Los demandantes presentaron en la apelación testimonios de expertos biólogos, un veterinario, y un antiguo entrenador de orcas,
Argumentaron que es “ilegal” mantener a “Lolita” sin la compañía de otros de su especie, con animales incompatibles, y en un tanque estrecho sin protección contra el calor del Sol.
La jueza Úrsula Ungaro determinó en junio pasado que la demanda no prueba que las condiciones de vida de la orca violen ESA, una cuestión que ha movilizado desde hace años a numerosas asociaciones ambientalistas y de defensa legal de los animales.
Lolita fue arrancada de su grupo familiar en 1970, en la zona costera de Puget Sound, en el estado de Washington, noroeste de EE.UU., cuando contaba con unos cuatro años de edad, y ha pasado los últimos 46 años en el Miami Seaquarium como atracción de turistas.
En el 2005 las orcas fueron declaradas especie en peligro de extinción. Sin embargo, esta designación no se extendió a “Lolita” hasta el 2015, después de que la Fundación PETA y otras asociaciones exigieran su inclusión en el listado, pese a estar confinada.
Los activistas defensores de la liberación del animal defienden que Lolita debe ser reunida con sus familiares y antiguos miembros de su manada, los cuales aún habitan en aguas de las islas San Juan, en el estado de Washington.
La edad máxima alcanzada por este cetáceo es de 80 a 90 años en las hembras y 50 a 60 años en los machos.