Antigua figura fuerte del Partido Popular (PP, derecha) , Rato es ahora uno de los principales símbolos de la corrupción de las élites política y económica españolas.
Los nuevos partidos -el antiliberal Podemos y el centrista Ciudadanos- no cesan de denunciar la multiplicación de casos de corrupción a medida de se acercan las elecciones legislativas del 20 de diciembre próximo, en las que Mariano Rajoy, del PP, se juega la reelección como jefe del ejecutivo.
Rato había sido brevemente detenido antes las cámaras en abril, durante un registro de su oficina y de su domicilio. Y volvió a saltar a las portadas de la prensa en agosto cuando el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, tuvo que justificar ante una comisión parlamentaria por qué había recibido al imputado para una reunión privada en su oficina.
En septiembre recién pasado, la justicia ordenó embargar bienes de Rato por 18 millones de euros, incluida la pensión que cobra como exjefe del FMI (2004-2007) , “al no haberse hecho efectiva la fianza” de responsabilidad civil que la había impuesto un tribunal.
Además de esta investigación, Rato también está imputado por estafa, apropiación indebida, delitos contables, falsedad documental y administración desleal en relación con la salida a bolsa en 2011 de Bankia, banco que presidió entre el 2010 y el 2012 y cuya quiebra precipitó un rescate europeo a la banca española de 41 mil millones de euros.
También está imputado, junto a casi un centenar de personalidades políticas y sindicales, en el marco de otro escándalo por el uso de tarjetas bancarias corporativas de Bankia, opacas al fisco y utilizadas para gastos personales.