El juez federal Sergio Moro decretó este jueves la prisión del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a 12 años de cárcel por corrupción en una causa relacionada con la trama destapada en la petrolera estatal Petrobras, y le concedió un margen de un día para entregarse.
Moro permite en su auto que Lula se presente voluntariamente a la Policía Federal de Curitiba, en el sur de ese país, en un plazo máximo de 24 horas.
Luiz Inácio Lula da Silva, de 72 años, debe presentarse hasta las 17 horas del viernes (20:00 GMT) para entregarse a la Policía Federal en Curitiba, en el sur de Brasil, según el texto de la orden difundido por varios medios brasileños.
Horas antes, el Supremo Tribunal Federal (STF) había negado un pedido de “habeas corpus” con el que el ex mandatario pedía que se suspendiera una posible orden de arresto contra él hasta que su condena a 12 años de cárcel sea firme en todas las instancias judiciales posibles.
Después del fallo emitido por el STF en la madrugada de hoy, se esperaba una orden de arresto contra Lula en cuaquier momento.
Moro condenó el año pasado a Lula inicialmente a nueve años y medio de cárcel por cargos de que aceptó sobornos de la constructora OAS en el marco del escándalo de corrupción política “Lava Jato” (“Lavado de autos”).
Un tribunal de apelación de Porto Alegre confirmó en enero de este año la condena y aumentó la pena de cárcel a 12 años y un mes. Pese a la condena, Lula quiere volver a ser candidato presidencial para las elecciones del 7 de octubre. Es favorito en todos los sondeos, con hasta el 37 por ciento de los apoyos.
Lula ya está automáticamente inhabilitado para ser candidato por la ley de “Ficha Limpa”(“expediente limpio”), aunque una corte electoral debe dar un veredicto oficial. Eso ocurrirá previsiblemente en agosto, cuando se inscriban las candidaturas.
El caso de Lula amenaza con causar un terremoto político en Brasil. Miles de personas salieron a protestar en los últimos días tanto a favor como en contra del ex jefe de Estado (2003-2010) e ícono de la izquierda en América Latina.
Lula, que dejó su cargo el 1 de enero de 2011 como uno de los políticos más populares del planeta, sigue teniendo grandes apoyos entre las clases más pobres por el éxito de los programas sociales de sus Gobiernos.
Las clases medias y altas, sin embargo, rechazan al ex líder obrero por los numerosos cargos de corrupción que se le imputan.
Lula es el acusado más conocido por el caso “Lava Jato“, un megaescándalo de corrupción que salpica a casi toda la clase política brasileña.
Lula está acusado en siete casos de “Lava Jato“. Moro, a cargo de los principales procesos del caso en su tribunal de Curitiba, lo condenó el año pasado por cargos de que aceptó de OAS la reforma de un apartamento a cambio de favorecer a la empresa en sus negocios con Petrobras.
La petrolera estatal está en el centro de los escándalos de “Lava Jato”.
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