Acto de “gran gravedad”
Durante el interrogatorio, Clapper puntualizó que Rusia “no cambió ningún conteo de votos o algo por el estilo” , y apuntó que “no hay forma de medir el impacto” que la divulgación de los correos electrónicos haya podido tener en “las decisiones de los electores” .
Consultado sobre si la interferencia cibernética en el período electoral podía ser considerado un acto de guerra, Clapper dijo que ello constituye “una pesada decisión política” , pero añadió que en su visión fue una iniciativa de “gran gravedad” .
De acuerdo con Clapper, se trató de una “campaña polifacética” en la que el pirateo informático fue “solamente una parte, ya que también incluía propaganda clásica, desinformación y noticias falsas” .
El testimonio conjunto por escrito de los tres jefes de inteligencia apuntó también a que China mantiene sus ataques cibernéticos contra “el gobierno de Estados Unidos, sus aliados y contra empresas estadounidenses” .
Las relaciones entre Washington y Pekín se habían tornado sumamente tirantes en 2014 a raíz de las denuncias estadounidenses por ataques y pirateo informático chino.
En septiembre de 2015 los presidentes Barack Obama y Xi Jinping anunciaron un acuerdo de cooperación para enfrentar los ataques cibernéticos.
Clapper dijo que, desde entonces, los ataques chinos “se redujeron” y por ello Estados Unidos decidió no adoptar represalias.
“Como siempre digo, personas que viven en casas de vidrio deben pensar antes de arrojar piedras. Eso fue un acto de espionaje. Como saben, nosotros y otras naciones conducimos semejantes acciones de espionaje” , dijo Clapper.
Un “fan” de la comunidad de inteligencia
La discusión sobre el alcance de la denunciada interferencia de Rusia en las elecciones se tornó el centro de una espectacular polémica, ya que el presidente electo, Donald Trump, no parece dispuesto a aceptar la posibilidad de haber tenido ayuda rusa para ganar los comicios.
Trump deberá reunirse el viernes con Clapper y otros altos funcionarios del sector de inteligencia para conocer detalles de las informaciones que esos organismos estadounidenses tienen sobre la participación rusa.
En esta polémica, Trump encontró un aliado momentáneo y completamente inesperado en Julian Assange, fundador de WikiLeaks, que divulgó los correos pirateados y quien aseguró a una red estadounidense de TV que la fuente de esa información no fue Rusia ni ningún otro Estado.
Este jueves, Trump volvió a atacar a la “prensa deshonesta” señalando que “miente para hacer creer que estoy en contra de la inteligencia, cuando en realidad soy un gran fan” .
El presidente electo negó también que esté “de acuerdo” con Assange.
Como consecuencia de la convicción de los servicios de inteligencia sobre la interferencia rusa en las elecciones, el pasado 29 de diciembre, el presidente Barack Obama expulsó a 35 “agentes de inteligencia” rusos del territorio estadounidense.
Además impuso sanciones a agentes del gobierno ruso, servicios de inteligencia y supuestos piratas.
Pero las evidencias publicadas por las agencias siguen siendo débiles, permitiendo a Trump, que ha dejado claro que quiere mejorar las tensas relaciones con Rusia, desafiar al sistema de inteligencia estadounidense.
El Wall Street Journal anunció a última hora del miércoles, citando a fuentes cercanas, que el futuro presidente está trabajando en un plan para reestructurar la Oficina del director Nacional de Inteligencia (DNI) que, según Trump, “se ha vuelto entumecida y politizada” .
Pero este jueves, el futuro portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo que esos reportes eran “falsos” .
“No hay nada de verdad en esta idea de reestructurar la infraestructura de la comunidad de inteligencia. Es 100% falso” , afirmó.