“Cuba está viviendo un momento de profunda conmoción”, dijo acongojado el presidente boliviano Morales a su arribo el lunes por la noche. “Vine a acompañar en un momento doloroso por la pérdida de mi hermano, mi amigo Fidel Castro”.
Ambos mandatarios permanecieron varios minutos frente al altar adornado con flores blancas que muestra junto al retrato de Castro un puñado de medallas y que está flanqueado por una guardia de honor. El venezolano Maduro no hizo declaraciones.
Otros dignatarios y delegaciones de África y Europa también han llegado para los homenajes.
La urna con las cenizas del barbado exgobernante reposa en una sala del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias donde el presidente Raúl Castro y dirigentes del buró político del partido comunista rindieron un tributo la víspera, informó la prensa estatal cubana.
Por segundo día varios miles de cubanos formaron una larga fila desde el amanecer y comenzaron a ingresar a la Plaza de la Revolución tras el disparo de 21 salvas de artillería en un fuerte de La Habana y en Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país.
Los homenajes tendrán su momento cúspide en la plaza la noche del martes con un acto multitudinario con la presencia de líderes extranjeros.
Morales dijo que Fidel Castro es un “mártir” y agradeció a Cuba por la “ayuda incondicional” en salud y educación.
Tras los dos días de tributo y compromiso de la población con los ideales revolucionarios, las cenizas del fallecido comandante partirán en una procesión de tres días hacia el este de la isla recorriendo el camino inverso que hicieron las tropas que lideró desde las montañas de Sierra Maestra.
Las cenizas serán enterradas el domingo en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país y donde el líder guerrillero lanzó su revolución.
A diferencia de los líderes de la izquierda en Latinoamérica, la ceremonia ha sido soslayada por dirigentes de otras partes del mundo.
Al igual que el lunes, los cubanos están convocados a desfilar durante la mañana por el memorial del héroe nacional de la independencia, José Martí, frente a los retratos de Fidel.
La víspera centenares de miles de ellos, a menudo en llanto, rindieron homenaje a su expresidente, mientras que en toda la isla muchos firmaron los registros en los que “juraban” conservar la herencia socialista de quien durante medio siglo manejó los destinos del país.
Criticado por organismos internacionales y por sus opositores por violaciones de los derechos humanos, Fidel Castro sigue siendo venerado por muchos cubanos, que quedaron estupefactos con la noticia de su muerte el viernes, a los 90 años.
“Tengo 60 años, lo único que conocí fue la revolución. Creí que estaba listo pero no: ningún cubano estaba preparado para perderlo físicamente” a Fidel, asegura Agustín González, campesino de la provincia oriental de Camagüey.
Daniel Ortega viaja
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, viajará esta tarde a La Habana para asistir al homenaje que se realizará al fallecido líder de la Revolución cubana Fidel Castro.
“Nuestro comandante Daniel está saliendo para participar del acto solemne de despedida al comandante Fidel en la Plaza de la Revolución”, dijo a través de medios oficiales la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía y primera dama nicaragüense, Rosario Murillo.
Murillo, vicepresidenta electa del país, dijo que Ortega estará presente en esa ceremonia “que reúne a líderes de tantas partes del mundo, en un emotivo adiós o hasta siempre al comandante Fidel”.
Cuba, que inició hoy el cuarto de los nueve días de luto decretados por el Gobierno, comenzó a despedir a Castro el lunes aunque será este martes cuando tenga lugar el acto político de tributo al exmandatario, al que asistirán más de veinte jefes de Estado y de Gobierno llegados de todo el mundo.
Nicaragua y Cuba son dos países cercanos desde que el Gobierno sandinista asumió el poder, tras la revolución que derrocó al dictador Anastasio Somoza Debayle el 19 de julio de 1979.
Bajo la dirección de Castro, las Fuerzas Armadas de Cuba entrenaron a los guerrilleros sandinistas que lideraron la revolución de Nicaragua en 1979.
Ambos países son aliados en temas políticos internacionales y mantienen estrecha cooperación en campos como la educación y la medicina.
Mugabe presente, Obama no
Pero pocos dignatarios de otras partes del mundo respondieron a la invitación: el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a pesar de ser el gran defensor del histórico acercamiento iniciado a fines del 2014 entre los dos enemigos de la Guerra Fría, comunicó que no concurriría a los funerales.
En cambio un asesor presidencial de alto rango y un alto diplomático asignado a Cuba representarán a Estados Unidos en el funeral, informó el martes el portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest.
Earnest enfatizó que aunque no se trata de una delegación formal para el servicio, la participación del asesor de seguridad nacional Ben Rhodes y Jeffrey DeLaurentis muestra el compromiso del gobierno hacia una “relación continua, orientada al futuro con el pueblo cubano”.
DeLaurentis está a la espera de la confirmación del Senado para ser embajador en Cuba.
Earnest dijo que Rhodes ya tenía planeado estar en Cuba esta semana. También destacó que Rhodes tuvo un papel protagónico en los acuerdos para normalizar relaciones con La Habana.
El portavoz agregó que la asistencia de Rhodes y DeLaurentis es “una manera apropiada de mostrar respeto” y a la vez reconocer las diferencias que perduran entre ambos países.
Por Francia, tampoco asistirá su homólogo francés, Francois Hollande. Lo representará Jean-Pierre Bel, enviado personal para América Latina y expresidente del Senado.
Estarán presentes, en cambio, los dirigentes de Zimbabue, Robert Mugabe; de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang; de Sudáfrica, Jacob Zuma, al igual que el anterior rey de España Juan Carlos, el excanciller alemán Gerhard Schr der y los vicepresidentes de Irán y China.
La situación diplomática de la isla comunista sigue siendo muy compleja, como ilustra el amenazante tuit del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien el lunes advirtió que pondría fin al deshielo con La Habana “si Cuba no está dispuesta a sellar un mejor acuerdo para el pueblo cubano” .
En la isla, en virtud del duelo nacional de nueve días, se anularon todas los espectáculos, públicos, se suspendieron los partidos de béisbol, se cerraron las discotecas y se prohibió la venta de alcohol.
Su muerte “fue algo doloroso, ya que crecimos bajo su guía. Siempre estuvimos con Fidel, en los buenos y en los malos momentos” , contó Ley Castaño, ingeniero informático de 32 años, uno de los peregrinos de la Plaza de la Revolución.
“No habrá otra persona como él” , declaró por su lado a la AFP Teresa Oqendo, de 84 años.
Mientras que la muerte de Fidel Castro fue recibida con alborozo por una parte de la comunidad cubana fuera de la isla, los disidentes en Cuba han elegido estos días la discreción, por respeto al duelo de sus compatriotas y para evitar ser acusados de provocación.
Pero han advertido que reanudarán la lucha contra el régimen, a partir de ahora encarnado en el hermano menor de Fidel, Raúl, de 85 años, al timón desde el 2006.