Con los 30 diputados del Likud más la suma de todas las fuerzas de la derecha nacionalista y los ultraortodoxos, Netanyahu contará con una holgada —y además monocolor— mayoría de 67 diputados sobre un total de 120 que conforman la Kneset, el Parlamento israelí.
Con este apoyo que recibirá Netanyahu, el intransigente primer ministro obtendrá un cuarto período, que lo coloca a la par de David Ben Gurion, el fundador de esa nación. Esto no es un buen augurio para el proceso de paz con los palestinos o para un acercamiento entre Israel y la región, algo que parecería estar al alcance de la mano en una época en que, para muchos vecinos árabes, el miedo al extremismo yihadista puede más que la enemistad con Israel.
Durante la era de Netanyahu, Israel ha profundizado su penetración en Cisjordania, al sumar tantos asentamientos que en poco tiempo el territorio podría volverse inseparable del Estado judío propiamente dicho. Sumados a los que viven en la zona ocupada y anexada de Jerusalén oriental, hay unos 600 mil judíos en tierras ocupadas.
Barack Obama, presidente de EE. UU. reafirma su apoyo a una solución de dos estados, uno israelí y otro palestino. (Foto Prensa Libre: EFE).
Netanyahu dijo que no permitirá la creación de un Estado palestino, aunque un día después de su victoria se retractó. Los palestinos, por aparte, afirman que acusarán a Israel de crímenes de guerra en los tribunales internacionales.
Una campaña de boicot a Israel parece cobrar fuerzas. Las relaciones de Netanyahu con el gobierno estadounidense del presidente Barack Obama son frías en el mejor de los casos. El aislamiento internacional asoma sobre el horizonte.
Desde 1967
El tema de las conversaciones de paz con los palestinos define la política israelí desde la guerra de 1967, en la cual el Estado judío se consolidó como una potencia regional, pero quedó con el bagaje de los territorios palestinos ocupados de Gaza y Cisjordania.
Israel se retiró de Gaza en el 2005, pero para muchos ese territorio, gobernado por la milicia Hamás y totalmente bloqueado por Israel y Egipto, sigue formando parte de la ecuación.
Mientras los partidos de izquierda quieren canjear tierra por paz y permitir la creación de un Estado palestino, la derecha destaca el valor estratégico de esos territorios, así como su simbolismo bíblico, e impulsa constantemente los asentamientos judíos.
Pero después de décadas de fracasos y decepciones, los israelíes descreen de la paz y los políticos se refieren al problema palestino con evasiones, mentiras o equívocos.
El sistema político se ha fragmentado en forma acorde con las divisiones internas de Israel: hay partidos de inmigrantes rusos, judíos serfadíes, judíos de diversas tendencias religiosas, sectores seculares y progresistas, la clase media europeizante y una nueva unión de partidos árabes israelíes que son, individualmente, nacionalistas, islámicos o socialistas.
El partido de Netanyahu ganó los comicios legislativos y será reelegido con el apoyo de conservadores. (Foto Prensa Libre: EFE).
La paz parece lejana
En varias ocasiones gobiernos israelíes ofrecieron a los palestinos un Estado que abarcaba casi toda la Margen Occidental y Gaza. Las negociaciones llevadas a cabo en el último cuarto de siglo no prosperaron, en parte, por la negativa de Israel a aceptar el retorno de los refugiados palestinos y sus descendientes —posiblemente millones— y de lo difícil que sería compartir Jerusalén, la Ciudad Santa.
Numerosos israelíes no conciben la idea de que se establezca una frontera adentro de Jerusalén y que los palestinos controlen el acceso a la ciudad antigua, a escasa distancia de hoteles y bares céntricos. Tan poca gente cree que es posible alcanzar un acuerdo de paz y el tema es tan complejo que la oposición casi ni lo plantea.
Por aparte, las relaciones entre Jordania e Israel podrían entrar en crisis tras la reciente victoria conservadora israelí. “Predigo una ruptura entre Jordania e Israel en un futuro cercano, debido a las aseveraciones de Netanyahu durante su campaña electoral sobre que no permitirá el establecimiento de un Estado palestino”, dijo el presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara baja del Parlamento jordano, Basem al Manasir.
El destacado columnista Fahd Jitán cree que la relación entre Jordania y el nuevo gobierno israelí liderado por Netanyahu “será mala”, aunque esa tensión “no desembocará en una colisión sobre el proceso de paz”.
Además, añadió que el rey jordano, Abdalá II, “no confía en Netanyahu y cree que es deshonesto”.
Al Manasir señaló también que, debido a las afirmaciones de Netanyahu, le “preocupa profundamente que el próximo gobierno israelí no acate los acuerdos firmados con Jordania e intensifique sus invasiones en la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, añadió.
El analista se refiere al tratado de paz que Jordania e Israel firmaron en 1994, en el que Tel Aviv reconoció el derecho de Amán a custodiar los lugares sagrados para cristianos y musulmanes en Jerusalén este, que Israel arrebató a Jordania en la guerra de 1967.
La disputada Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra Al Aqsa, es el epicentro de la lucha que israelíes y palestinos libran por Jerusalén.
El republicano John Boehner, presidente de la Cámara Baja de EE. UU. ha tensado más las relaciones entre Israel y Washington con su anunciado viaje a Jerusalén. (Foto Prensa Libre: AFP).
El 5 de noviembre último, el gobierno jordano llamó a consultas a su embajador en Israel, Walid Obeidat, en protesta por la “escalada sin precedentes de las violaciones” contra ese templo.
Por aparte, Al Manasir predijo que la victoria de la derecha en las elecciones israelíes “incentivará a los grupos extremistas”.
“La ocupación israelí de los territorios palestinos ha creado un ambiente que conduce al extremismo. Un nuevo gobierno extremista en Israel nutrirá a los grupos terroristas, incluido el Daesh”, como se conoce en árabe al grupo yihadista Estado Islámico, dijo.
Sobre este aspecto, Jitán opina que “la tendencia israelí hacia el extremismo y el radicalismo debilitará la habilidad de los países de la región para combatir el terrorismo, particularmente al Daesh”.
Viaje de Boehner tensa situación
La relación entre EE. UU. e Israel se tensó la semana pasada un poco más con el anuncio del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, de su próximo viaje a ese país tras la reciente victoria electoral de Benjamín Netanyahu.
La visita del líder conservador llega en medio de un momento complicado entre ambos países, después de que el primer ministro de Israel afirmara en una entrevista previa a las elecciones del martes último, cuando las encuestas no le eran muy favorables, que no permitiría la creación de un Estado palestino.
Asimismo, durante la campaña, también dijo que la minoría árabe de Israel estaba siendo movilizada por grupos de izquierda para votar en su contra, una acusación que le acarreó críticas por racismo de sus opositores y que la Casa Blanca consideró “divisiva”.
Además, su intervención en el Congreso de EE. UU. hace unas semanas complicó las relaciones.
Vea: Obama amenaza a Netahyahu con retirar su apoyo en la ONU. (Euronews, Youtube).