Abadi “llega a la ciudad liberada de Mosul y felicita a los combatientes heroicos y al pueblo iraquí por esta importante victoria”, indica el comunicado.
En una foto publicada en la cuenta oficial de Abadi en Twitter, se ve al primer ministro iraquí vestido con un uniforme militar negro a su llegada a Mosul, en el norte de Irak, para anunciar la conquista de la ciudad.
Sin embargo, no parece que la batalla haya terminado completamente, pues todavía se podían escuchar disparos y bombardeos en la ciudad cuando el gabinete de Abadi publicó el comunicado.
La reconquista de Mosul es la más importante victoria de Irak desde que el EI se apoderara de la ciudad en una ofensiva relámpago el 10 de junio de 2014, antes de hacerse con el control de grandes partes del corazón suní del país y de proclamar su “califato” a caballo entre Irak y la vecina Siria.
Tenaz resistencia
Pero el grupo yihadista, que enfrenta ofensivas apoyadas por una coalición liderada por Estados Unidos en ambos países, ha perdido gran parte de los territorios que controlaba desde entonces.
Las fuerzas iraquíes lanzaron su campaña para recuperar la segunda ciudad del país en octubre, y desde entonces el EI pasó de controlar toda la ciudad a verse atrapado entre las fuerzas de seguridad y la orilla occidental del río Tigris.
Apoyada por la campaña de bombardeos aéreos de la coalición, la ofensiva iraquí redujo gran parte de la ciudad a escombros y obligó a huir a miles de personas.
En los últimos días, las fuerzas de seguridad abatieron a yihadistas que trataban de escapar de sus menguadas posiciones en Mosul, mientras las fuerzas iraquíes luchaban para recuperar las dos últimas áreas en manos del EI, cerca del Tigris.
EL ASEDIO DE LOS TERRORISTAS
Previamente, este domingo, el mando conjunto de las operaciones en Irak había anunciado que “terroristas” habían sido abatidos cuando intentaban escapar por el río.
Hasta los últimos días de la batalla, miles de civiles seguían atrapados dentro de la Ciudad vieja.
Alrededor de 915 mil residentes huyeron de Mosul desde que comenzó la batalla por la ciudad, según indicó Naciones Unidas esta semana.
A finales del mes pasado, Abadi había publicado en Twitter: “estamos asistiendo al final del falso Estado (Islámico)”.
Los últimos yihadistas acorralados han opuesto una tenaz resistencia en los últimos días, pero sus esfuerzos para evitar que las tropas iraquíes lograran la que se considera la mayor derrota del EI hasta el momento llegaron a su fin.
La reconquista de esta gran ciudad del norte del país no supone, sin embargo, el fin de la guerra contra el EI, que aún controla algunas zonas en Irak y territorios en el este y centro de Siria, donde su feudo de Raqa es objeto de asedio por fuerzas también apoyadas por Washington.
Paz y calma para Siria
El alto el fuego acordado por Estados Unidos, Rusia y Jordania llevó calma a los frentes del sur de Siria, la víspera de una nueva ronda de conversaciones de paz bajo la égida de la ONU sobre un conflicto que comenzó hace seis años.
La oenegé Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) aseguró que los enfrentamientos habían cesado en las tres provincias meridionales cubiertas por la tregua, Daraa, Quneitra y Sweida, cuando el alto el fuego entró en vigor al mediodía.
El acuerdo había sido anunciado el viernes por el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, y llega justo antes de que las delegaciones del gobierno sirio y de la opisición se reúnan en una nueva ronda de conversaciones previstas en Ginebra a partir del lunes.
“Los principales frentes en las tres provincias entre las fuerzas del régimen y las facciones de la oposición registraron un cese de hostilidades desde esta mañana, con la excepción de algunos obuses disparados sobre la ciudad de Daraa antes del mediodía”, afirmó Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
El régimen sirio ya había anunciado su propio alto el fuego unilateral el lunes, pero los enfrentamientos habían continuado en las líneas de frente de las tres provincias.
El alto el fuego en el sur del país llega a raíz de un acuerdo alcanzado en la capital de Kazajistán, Astaná, en mayo entre Rusia e Irán -que respaldan al régimen de Bachar Al Asad- por una parte y Turquía -que apoya a los rebeldes- por otra, sobre el establecimiento de cuatro zonas de “distensión” .
Su aplicación se ha visto retrasada mientras las tres partes intentan ponerse de acuerdo sobre cómo monitorear dichas zonas, una de las cuales está situada en el sur de Siria.